10 Pecados Capitales

 

 UNA DINÁMICA DE GRUPO
Para iniciar hagamos una dinámica de grupo. Es un ejercicio muy sencillo, fácil y muy útil para la meditación y el autoconocimiento. En primer lugar, es inútil no hacer trampa, solo te engañarías a ti mismo, lo que es ridículo. Entonces, la dinámica consiste en escribir los 7 pecados capitales en una columna pero ATENCIÓN: no vayas a ver cuáles son, muchas veces los olvidamos, si no los recuerdas no importa, de nada sirve ir y descubrirlos, se arruina el juego, tienes que escribir en orden solo los que recuerdas...
Después de haber escrito la lista (y no antes, ni ahora mismo, sino haces trampa) lee la conclusión del ejercicio que escribimos a continuación: 
CONCLUSIÓN:
Los pecados que no recuerdas o los que escribiste al final son los que más te afectan y en los que más necesitas trabajar.
Simbolos en la imagen: sapo = avarizia, serpiente = envidia, leon = collera o ira, caracol = pereza, cerdo = gulosidad, cabra = lujuria, pavo = orgullo o soberbia.

ORIGEN DE LOS PECADOS CAPITALES
Los siete pecados capitales se basan en una lista elaborada en el siglo IV dC por el monje, uno de los precursores del movimiento de los ermitaños, Evagrio Pontico. Evagrius, sin embargo, se refiere a la concepción platónica que identifica en el alma humana tres facultades (concupiscible, irascible, racional) de las que brotan todas nuestras acciones en forma de pasiones, entendidas en el sentido amplio del término, por tanto palabras, pensamientos, deseos, emociones, instintos. Cuando estas tres facultades trabajan en sinergia, el hombre se armoniza consigo mismo, de lo contrario se convierte en presa y víctima de las pasiones.
Evagrio se detiene en particular en 8 Pensamientos del Mal y los enumera según este orden: Glotonería, Lujuria, Amor por el dinero, Tristeza, Ira, Pereza, Vanagloria y Orgullo. En el año 590 dC el Papa Gregorio I revisó la lista cambiando la tristeza por la pereza, la vanagloria por la soberbia y añadiendo la envidia. Luego describió lo que ahora conocemos como los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Pero antes de Evagrius estaba ya Aristóteles:

¿CUÁNTOS PECADOS SON REALMENTE?
Evagrio Pontico contada 8 pecados, la Iglesia los cataloga en 7, pero los filósofos màs antiguos encontraros muchas decenas... Los pecados como veremos, sin embargo, son muchisimos, se multiplican, porque como una matrioska dentro de uno vibra otro y para fortalecer uno hay que fomentar uno o dos más.
Ya en el siglo IV a. C. Aristóteles había hecho una búsqueda sistemática de los vicios y virtudes en su Ética Nicomáquea y de cómo toda energía se desequilibra ya sea por exceso o por falta, por ejemplo: LA VERGÜENZA neutra es un instinto pero si es excesiva se convierte en timidez, si es escasa y no tenemos ninguna vergüenza se convierte en desvergüenza o sinvergüenza, cuando está en equilibrio se llama modestia. Por lo tanto incluso una buena energía o una pasión legítima si no está equilibrada se convierte en un vicio. Ejemplo: El coraje es una buena energía pero en exceso se convierte en imprudencia o temeridad, en cambio por falta o carencia se convierte en temeridad y miedo. Es como en la filosofía Yin-Yang, las pasiones no son ni buenas ni malas, son energías, instintos que hacemos buenos o malos según la fuerza o polarización que les demos. Cuando están en equilibrio las llamamos virtudes, cuando están desequilibradas las llamamos vicios o pecados.


EL VICIO
Un vicio es como un amor,
no hay nada que no sea sacrificado a él.
Rémy de Gourmont
Tradicionalmente los conocemos con el nombre de “pecados” pero en verdad son pasiones, energías tan poderosas que terminan por dominarnos y destruirnos. Pero toda pasión se nutre de algo bueno, bello, verdadero... como la buena comida, la belleza del cuerpo en el sexo, el sentido de la justicia contra el que arremete el enfadado, los bienes que los demás tienen y envidiamos, el honor que defiende el soberbio, las ganas de no hacer nada que el perezoso adora hasta el punto de la inercia, etc.. por lo tanto siempre existe lo bueno, lo cierto y lo bello (las 3 características trascendentales del 'Ser: bueno, cierto y hermoso). El pecado no es más que un laberinto que nosotros mismos creamos, un círculo vicioso, lleno de belleza, bondad, verdad, son falsas energías bloqueadas. Recuerda, en el árbol de la vida cuando se abren se les llama sefirot, luz angelical, mientras que en el árbol de la muerte cuando se cierran se les llama Quolipoth, tinieblas demoníacas. Por lo tanto, en los pecados no hacemos más que construir nuestro propio infierno, que no es un lugar sino nuestro estado de ánimo aprisionado por nuestras pasiones incontrolables. El vicio es un hábito humano negativo, que empuja al individuo a un comportamiento dañino normalmente repetitivo. Aristóteles identificó los llamados pecados capitales: ira, pereza, lujuria, codicia, gula, envidia, soberbia. Pero estos 7 tentáculos semejantes echan raíces y se multiplican en una larguísima, sinuosa, serpenteante y resistente cadena de comportamiento nocivo. La Ira, por ejemplo, trae consigo el rencor, la venganza, la conspiración, la crueldad, el odio, etc., un pecado siempre genera otros que lo fortalecen, es como mentir para ocultar una mentira hay que inventar otras 7 y así sucesivamente. Por eso, dado que seguimos una estructura geométrica y matemática, además de los 7 pecados capitales clásicos, tratamos otros 3 pecados o pasiones, siguiendo el árbol de la muerte o las 10 Sefirot del árbol de la vida cuando están bloqueadas, precisamente porque son energías o pasiones desequilibradas. También tratamos estos 3 pecados tan comunes que muchas veces pasan desapercibidos: vanidad, orgullo o egoismo y tristezza.

EL VICIO ES MAS AGRADABLE QUE LA VIRTUD
La fatalidad del vicio es que se cubre de placer, ligereza y facilidad, nos hace cosquillas en nuestra parte más ruda, convence nuestra dimensión más ignorante y menos avanzada. No echéis siempre la culpa al vicio: hay quienes sólo gracias a él han podido rascar un poco de vida del fondo de su exigua y triste existencia. Si muchos supieran que es más fácil salir de un vicio que mantenerlo a raya, sufrirían menos, pero como quieren gozar más de ese vicio, no saben que la paz se encuentra en la dura virtud. En el alma iluminada no hay atracción ni por el vicio como tampoco por la virtud y ninguna de los dos hace presa en su corazón, siendo el amo que sabe comportarse como esclavo cuando es necesario.

PECADO - ETIMOLOGIA
El pecado en el Códice de Leningrado y en el Textus Receptus.
El significado original del término pecado tiende a perderse en la traducción. Pecado del latín peccus derivado de pes-pedis (pie) o defecto del pie, como cojera. De hecho, muchas veces cuando pecamos decimos que caemos en el mal. Como sabemos, la Biblia fue escrita originalmente en hebreo (Antiguo Testamento) y griego (Nuevo Testamento) y en ambos idiomas el pecado se expresa con una palabra que significa "falta" (חטא - ἁμαρτάνω). Por lo tanto pecar es sentir que falta algo, de hecho después del pecado se siente un vacìo, una falta de algo. “Capital”, proviene del latín “Caput” (Cabeza), es la parte del cuerpo que todo lo dirige, pero si pecamos quiere decir que también nos falta la cabeza, el cerebro. Son pecados capitales en el sentido de que se vuelven muy comunes, tan generales que se vuelven peligrosamente normales, ya no nos damos cuenta de que son malos. Un poco todos los padecemos, son tan comunes como un virus, una gripa. 

AVARICIA
La etimología latina Avaritia deriva de AVEO que significa desear algo de manera desmedida e instintiva, pero se suele pensar en la atención de la avaricia solo como deseo de dinero, bienes, tesoros, en cambio podemos ser tacaños también sentimental, emocional, mentalmente. Por ejemplo, los que nunca tienen tiempo para ti son tacaños, los que dicen que nunca tienen paciencia también son tacaños, los que nunca escuchan son tacaños porque no te quieren dar la atención. También existe la avaricia psicológica y espiritual, son los que no quieren darse a los demás para compartir su riqueza interior y por eso esa riqueza pierde poder y valor. Esto significa limitarse y no evolucionar.
En la antigüedad, la palabra "avaricia" también indicaba codicia, es decir, el "intenso deseo de riquezas". En Cabalá encontramos esta fuerza energética bloqueada en la primera sefirot, abajo, porque nos ata a la tierra, a las cosas materiales, a los bienes que creemos sean todo en la vida, pero a la final terminamos no por poseer las cosas sino por ser poseídos de esas cosas, es ahì donde tal energia se vuelve un demonio, Naamà, te ata a la materia, vives sólo para la materia. En la Biblia, Mammon se personificó comúnmente como un demonio de la codicia. Vivimos en un mundo que adora las riquezas, nuestro Dios es el dinero de manera desmesurada y mientras sea así no podemos dar el primer paso hacia la libertad interior, la Sefirot de Maljut, entonces el reino permanece sólo en este mundo y nunca descubrimos el reino de la interioridad, de los Cielos.

MAMÓN. LOS BANCOS SON LOS NUEVOS SANTUARIOS
El término Mamón se usa en el Nuevo Testamento para personificar el provecho, la ganancia y la riqueza material, generalmente con connotaciones negativas, es decir, acumulada rápida y deshonestamente e igualmente dilapidada en lujos y placeres. Jesús habló de ello: “Nadie puede servir a dos señores; o aborrecerá al uno y amará al otro, o preferirá al uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a las Mamòn” (Mateo 6:24). Atenciòn: es falso considerar la riqueza como un mal, todos la deseamos, es bueno y es un bien estar bien, el problema es cuando hacemos de este medio un fin, cuando el Dinero se convierte en Dios. Mamón es un término de origen fenicio que evoca seguridad económica y éxito en los negocios y se indica el ídolo al que se le sacrifica todo para lograr el éxito material y así este éxito económico se convierte en el verdadero dios de la persona, al que sacrificamos toda la vida trabajando como esclavos. De hecho existe el dicho "vende tu alma al diablo para tener todo”. Vivimos en una mentalidad de avaricia, porque con el Dios del dinero se puede tener materialmente todo, el Dios espiritual no sirve para nada. Pero el dinero puede comprar sexo no amor, medicina no salud, una cama pero no la tranquilidad interior, compras una casa pero no una familia, etc... por eso sin embargo hay una dimensión espiritual donde Mammon no tiene poder. 

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
El camino del medio como decían los sabios es donde siempre se encuentra la verdad, el equilibrio del mundo dual, como siempre hemos dicho las pasiones son energías que se desequilibran por exceso o por falta. El dinero es hoy el valor social supremo frente al cual el ser humano sabe que tiene en su mano el poder de subsistir. Tener dinero es una especie de tranquilidad y seguro. Por eso, el dinero no debe ser satanizado como lo hace una corriente espiritualista, pero tampoco deificado como lo hace la corriente del consumismo y el capitalismo materialista. Los extremos siempre son dañinos. El culto al dinero hoy en día ha producido una mentalidad impulsada por la codicia, es un exceso de energía dedicado únicamente a la acumulación de bienes. Cuando esta energía se desequilibra por carencia, entonces se cae en el vicio contrario: derrochar, desparramar, gastar hasta lo que no tienes. Y aquí está la contradicción: mientras los ricos se vuelven tacaños, los pobres malgastan lo poco que tienen en querer parecerse a los ricos. La virtud está en el centro: la generosidad, sabiendo que lo superfluo tuyo es lo que le falta a otro para vivir y vivir de acuerdo a tus medios de una manera digna. Generoso viene del término "generar" por lo que es saber producir y multiplicar lo que tienes, mientras que la codicia cae en la ilusión del dinero: eres poderoso mientras lo tienes, si lo gastas pierdes, así que "piensa sólo en ti mismo y nuca des nada a nadie". En nuestra sociedad mercantilizada vales por lo que tienes no por lo que eres, por eso el dinero lo es todo y tu eres alguien solo si tienes plata, el valor moral o espiritual se convierte en precio material y comercial. De ahí que hoy incluso los sentimientos, los ideales, las emociones cuenten sólo si producen (eres un iluminado, escribe un libro y véndelo), y los amores y las amistades tienen plazos (hasta que me convengan), todo esto se produce del vicio capital de la Avaricia.

LA DIFUSIÓN DE LA AVARICIA
Hemos analizado, pues, cómo la codicia se ha convertido no sólo en un vicio o energía desequilibrada, sino también en una verdadera tendencia o modo de vida para tener el poder, de aparecer a través de las cosas, de no tener MIEDO ante la subsistencia, porque la raíz de la avaricia es el miedo (miedo a no tener recursos por eso hay que acumularlos). El pensamiento paulino considera “El apego al dinero la raíz de todos los males (Tm, 6, 10). Pero esta tendencia material se ha infiltrado en el ámbito mental y emocional, hoy la avaricia afecta al espíritu: no dar tu tiempo, no escuchar al otro, no compartir conocimientos si no me pagan, no tener hijos porque cuestan, etc. A nivel humano cada persona siempre tiene una riqueza inmensa, no sabes cuantas hay hasta que empiezas a regalarla: sonrisas, escuchar, ofrecer una buena palabra, un verdadero cumplido, un cordial saludo. Entonces se corre el riesgo de que seas más tacaño de lo que crees. A nivel espiritual necesitamos saber que cuanto más damos, más nos daremos cuenta de que tenemos y màs se multiplican los bienes interiores. Hoy la gente ahorra no solo el dinero sino también los sentimientos, los sueños, los ideales, los afectos, por otro lado también tenemos miedo de ser generosos en medio de tantos codiciosos, porque te devoran, pero el hecho de que estén equivocados no es razón válida para no vivir nuestra virtud, aquí entra en juego lo que llaman economia que tambièn se deve vivir en el espíritu: saber a quién dar, cuánto y cuándo, siempre con equilibrio, pero nunca dejes de ser verdadero porque las demás son falsos, es para tontos, para avaros mentales.

ENVIDIA
Después de la raíz, el reino, la base (Maljut) que es el mundo material (como ya hemos visto anteriormente, un reino amenazado por la avaricia), la segunda sefirot del árbol de la Vida que cierra, es Yesod (los cimientos) y son las relaciones que tenemos con los demás. El demonio Gamaliel (Qoelipoth) nos lleva a la comparación, al placer masoquista y tortuoso de creer que los demás son mejores que nosotros y que tienen siempre algo mejor, aquí la estocada es el orgullo ofendido (el orgullo es todo lo contrario: se cree mejor que los otros), por lo que se crea la lucha para vencer a los demás desacreditándolos. Inconscientemente admiramos a los demás, pero como no podemos reconocerlo, los despreciamos. Advertencia: de este demonio sale uno de los peores a nivel sentimental y son los celos. Otra lucha entre opuestos: mientras los celos son el miedo a perder algo o a alguien, la envidia es el deseo de tener algo o de ser como alguien más. Todas las relaciones son socavadas por el veneno de la comparación, la competencia, el desafío. Como veremos, su demonio bíblico es el Leviatán, uno de los demonios más temibles porque es submarino, es decir, inconsciente como lo es la envidia, difícil de ver y erradicar. Ahora analicémosla con màs atenciòn: 

TE ENVIO LO ENVIDIOSO QUE ERES, MAS QUE YO...
Normalmente cuando pensamos en la envidia creemos que es ese deseo amargo de ver que los demás son màs que nosotros, que los demás tienen algo que nosotros no podemos tener. Este es solo el andamiaje de la fachada que vemos, pero detrás es peor. Si analizamos etimológicamente la palabra Envidia descubrimos el mal que inconscientemente pulsa en esta energía: Proviene de IN-VIDERE, es decir: "mirar en la mirada ajena" "mirar lo que mira el otro", en pocas palabras el envidioso no mira, no sabe evaluar, utiliza el cerebro de los demás, piensa como piensan los demás, quiere lo que quieren los demás, no tiene personalidad, no puede decidir por sí mismo lo que quiere, la envidia significa "no poder mirar la realidad por uno mismo". Por eso es casi imposible hacerle ver a una persona envidiosa que no ve.

ENVIDIA
Muchas personas cuando no saben que hacer con su propia vida, no pueden evitar dedicarse a destruir la vida de los demás. La envidia surge de una gran falta de personalidad, el no saber ser uno mismo nos lleva a compararnos constantemente con los demás: si el otro vive mejor que yo, si tiene una casa mejor que la mía, si su pareja lo quiere como mía, si ella es más hermosa que yo, si se viste a la moda y así hasta el infinito. La envidia corroe el pensamiento como el óxido al hierro: El envidioso sufre un complejo de inferioridad y no encuentra otro medio para sobrevivir que ver a los demás desde lo alto de sus ilusiones envenenadas. Debes saber que si alguien te envidia es porque inconscientemente te alaba. Quien te critica sin amor (y por tanto de forma destructiva) es porque le gustaría amarte y no puede hacerlo: eres mejor que él y eso no le cae mal. Cualquiera que te ama sería feliz de que seas buena, hermosa, talentosa, rica, nunca se compara contigo, porque sabe ser sì mismo y esto le basta. La envidia es una pasión tímida y vergonzosa que no te atreves a confesar porque es un odio sutil que no quieres reconocer, por eso quienes te envidian muchas veces fingen apreciarte y te hacen sonrisas falsas apretadas de forzada conveniencia. La envidia es la religión de los mediocres: quieren ser alabados por los demás sin ningún mérito.

ENVIDIA, ETIMOLOGIA
El término envidia puede tener otro significado etimológico diferente al que acabamos de ver hace poco: si traducimos el latín "in" como aversivo y vide "ver", sería mirar en contra, hostil, torvamente o genéricamente mirar mal, entonces " tirar el mal de ojo, el mal agüero", el envidioso trae sal como se dice, trae energia negativa, atrae la mala suerte, es una condición o estado de ánimo por el cual se tiene el deseo ambivalente de poseer lo que otros tienen pero al mismo tiempo despreciar lo que otros tienen, es más, con un deseo casi maligno de esperar que los demás pierdan lo que poseen. La persona envidiosa siempre mira al otro como un rival y esto surge por no tener valor en sí mismo, un profundo sentimiento de inferioridad lo lleva siempre a subestimar a los demás para sentirse a su nivel o, mejor, a sentir a los demás a su bajo nivel que ni ve ni reconoce.
Cuando la envidia se vuelve patológica es peligrosa: el envidioso no encuentra otro medio de vencer al otro que eliminándolo, no sabe trabajar sobre sus propias cualidades por lo que trata de arruinar las cosas o las cualidades del otro. No necesariamente lo mata en sentido literal, pero lo elimina socialmente con calumnias, desprecios, tramas e intrigas y en algunos casos incluso conduce a asesinatos (miren las guerras: son dos gobiernos poderosos envidiosos del poder del otro).

TODOS SOMOS DIFERENTES, EN ESTO SOMOS IGUALES
Si alguien quiere criticarte, desacreditarte, derribarte, no te preocupes ni le hagas caso, esta es la prueba de que el otro te ve por encima de él. Pero no seas altivo, no la ayudarías en nada, mientras tu silencio,
discreción, comprensión y tranquilidad son la mejor demostración de tu personalidad.
El envidioso tiene buenas cualidades que también se le pueden reconocer (todos tenemos algún vicio y alguna cualidad), pero el envidioso no las considera suficientes e inconscientemente se considera incapaz e inferior; para ayudar a un envidioso debes evaluarlo por lo que tiene de bueno y decírselo (felicitalo por alguna suya cualidad buena), de esta manera lo ayudarías primero a tener autoestima y segundo para no ser visto como un rival, asì puedes neutralizar su negatividad potenciando su positividad.
Las raíces de la envidia se encuentran en otros vicios como los celos y la codicia. No olvidemos que un vicio se conecta, promueve y fomenta con otro vicio, siempre actúan en cadena. La envidia es ese sentimiento que surge en el momento en que sientes un fracaso y lo quieres ocultar criticando a los demás, quieres que todos hayamos fracasado para no sentirte solo. Es un mecanismo de autodefensa inconsciente. 

LA ENVIDIA NACE POR NO SABER QUIEN ERES
Vivimos en una sociedad que nos educa y nos entrena para ser potencialmente y peligrosamente envidiosos, ¿por qué? ya desde niños vivimos en la comparación, los demás son sólo un metro para medirnos: quién es más bello, más fuerte, más inteligente. En la escuela, las calificaciones lamentablemente sirven más para aumentar esta codicia del ego que para medir el conocimiento personal. En el mundo del comercio entonces nos obligan a estar homologados y por tanto a seguir una norma: conseguir ese coche, tener esa casa, ese trabajo, una mujeres es bella si tiene ese tamaño de pechos, tener dinero en el banco, etc... y el resultado? es la ciega lucha del envidia hacia los que se acercan a los modelos ideales o standard sociales y nunca seremos satisfechos porque siempre el demonio de la publicidad nos pondrá siempre alguièn que està por encima de todos. La publicidad es el veneno mental màs potente que existe, te pone siempre metas imposibles, si logras una te pone otra, es el motor del complejo de inferioridad màs demoniaco que exista.
La comparación es una actitud muy tonta: cada persona es única e incomparable. Cuando llegas a este entendimiento, la envidia desaparece, porque no seràs nunca como ninguno otro asì como ningún otro puede ser como tu. Sed tú mismo: nadie ha sido nunca igual a ti y nadie lo será jamás, ese es el proposito de cada vida. Y no necesitas ser como los demás. Lo divino solo crea originales, no cree en las fotocopias.
Por envidia te vuelves falso, empiezas a fingir. Empiezas a fingir que tienes lo que no tienes ni lo que no puedes tener, lo que no te es natural. Te vuelves más y más falso. Cuando imitas a los demás, cuando compites con los demás, ¿qué más puedes hacer? la competiciòn nos leva a la destrucción (la madrastra de Blanca Nieves es un ejemplo). Los celos son hijo de la envidia y del odio, el mal engendra el mal, es una cadena, rompedla; el envidioso vive en el infierno. Deja de compararte y la envidia desaparece. Para dejar de compararte debes descubrir los tesoros que tienen escondidos tu mismo por dentro.  

La envidia es la forma más sincera de admiración.
O Wilde

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Siempre seguimos la ley del equilibrio dual Yin Yang para evaluar y analizar cada vicio. Así que si la envidia, como hemos dicho, es el "in-vider" que es ver lo que ven los demás, es un exceso de interés que prestamos a los demás, al no tener una autoestima adecuada entonces nos dedicamos a estimar o subestimar a los demás. Cuando por el contrario el desequilibrio es por falta surge la indiferencia, pero como veremos en el siguiente post también hay que analizar la indiferencia porque las hay de dos tipos. El equilibrio, en cambio, es cuando la energía de la atención está en la justa medida, entonces la mirada parte de nosotros hacia el otro, mientras que el envidioso vive en lo que el otro hace, lo que el otro tiene, lo que el otro piensa, siempre parte del otro hacia sí mismo, por lo que el envidioso no lo nota pero quisiera estar en el centro de la atención de los demás y llama la atención con la crítica, el desprecio, el odio, etc. En el centro está la admiración que es todo lo contrario de la envidia, in-videre = ver lo que el otro ve, mientras que admirar significa ad (el lato justo) mirar, es decir ad-mirar es poner el ojo en el punto exacto, en la esencia de las cosas, es una empatía visual, por eso el sentido de asombro y maravilla que tienen los que sabe admirar. Quien admira tiene una mirada pura, ve las cosas y las percibe en su belleza y esto es lo que lo llena, no quiere poseer, ya está lleno de esta mirada. En otras palabras, no posee sino dejarse poseer por la belleza de los demás (esta es la justa comparaciòn, descubre lo que necesita). Es la típica mirada de un padre, d euna madre o de un verdadero enamorado. Así que para combatir la envidia se necesita una sana y profunda admiración de la realidad, comenzando por mirarse a uno mismo en esta perspectiva de la belleza.

¿INDIFERENCIA O ATENCIÓN INDIRECTA?
Hay dos tipos de indiferencia (las causas son infinitas como las personas, pero para ser más precisos sigo la regla del Yin-Yang, así que me limito a los dos extremos, todas las demás causas convergen en estas dos raíces): la más común que se estudia, o sea, lo haces a propósito, quieres ser indiferente, pero en realidad si lo haces a propósito estás pensando inconscientemente en lastimar a quien quieres que pienses que eres indiferente; asì que no eres indiferente, al contrario lo haces para llamar indirectamente la atenciòn... es una forma de ser amado o de llamar la atenciòn o vengarse de un fracaso (como el que te dedica una canciòn que se llama "te olvidarè" pues ya con la dedicaciòn te està pensando a lo loco)... es una actitud de quien sufre un mal de inferioridad, quiere sustituirlo por un comportamiento de superioridad; de hecho, la indiferencia muestra en este caso que quiere mucha atención. Una persona madura nunca es indiferente, pero sabe dar atención tanto a los que la piden cuanto a los que no la merecen si ve que realmente la necesita, he aquí la segunda indiferencia: la real que no es en realidad indiferencia sino olvido o falta de atención (le interesan otras cosas), te olvidas de una cosa o de una persona porque realmente no piensas en ello, pero no por despecho, esta actitud es espontánea, genuina y sin la malicia que tiene la primera. Así que, si estás hablando y dando mil razones por las que eres indiferente hacia una persona, recuerda que en este momento y de esta forma le estás dedicando tiempo, pensamientos y atención.

“A veces lo que causa envidia no es tu dinero, tu auto o las cosas que tienes, porque puede pasar que el envidioso tenga todo esto o mucho más. Lo que causa envidia es tu esencia, tu energía, es lo que haces bien y él no, es el éxito con tu familia, son tus talentos, tu aura, tus relaciones... la forma en que manejas tus valores a lo largo de la vida, esas cosas que te hacen brillar y nadie te puede apagar nunca. Esto es lo que mata a cualquier envidioso y ni te imaginas lo que haría tener esa luz que sale de tu ser y nunca se va a copiar!
¡La envidia de Totò!"
Totó

LA ENVIDIA Y EL LEVIATAN 
El demonio que se vincula con la envidia es el Leviatán, una bestia marina del Antiguo Testamento. Aparece en muchas citaciones bíblicas, entre otros pasajes en el libro de Job se dice: "¿Puedes pescar al Leviatán con anzuelo y sujetarle la lengua con una cuerda?" Imposible. De hecho, la lengua es el punto débil del envidioso, es la que sale para mostrarnos que bajo sus profundidades se esconde un monstruo gigantesco. Esta figura simbólica nos muestra cómo lo que el envidioso critica y desea es solo la punta de un Iceberg de lo que esconde e ignora dentro de sí mismo. De hecho, la envidia trae consigo otros grandes defectos, el primero es el desprecio y la murmuración porque el envidioso tiene que desahogarse chismeando sobre las personas a las que envidia, cayendo muchas veces en las calumnias y las habituales exageraciones que minan toda relación humana. Aquí están las diferentes apariencias del Leviatán: quien lo ve como una serpiente, quien como una ballena, quien como un dragón... siempre diferente porque siempre falso.

LA DIFUSIÓN DEL ENVIDIA
Vivimos en un mundo basado en la competencia, la lucha de clases, por lo que es normal que sea un mundo que promueve la envidia como motor de búsqueda y progreso; la publicidad es su imperio, nos bombardean a cada momento con modelos de vida que hay que lograr, metas que conquistar, comprar cosas para ser aceptado y queridos, de hecho, a muchos les encanta ser envidiados. Para algunos, despertar la envidia de los demás es casi un deporte emocional. La consecuencia trágica de este proceso es la esclavitud, el conformismo, la pérdida de identidad porque las personas tratan de imitar a los demás y nunca descubren su personalidad, por lo tanto, miedo de decir, pensar, sentir cosas originales. Cuando la envidia se convierte en una vibración de masa, homologa a los individuos a un estándar de vida dictado por el consumismo.

VANIDAD
El mal es progresivo, seguimos la savia del árbol de la vida tal como se bloquea: después de un reino (Maljut) de avaricia, sus cimientos (Yesod) se forjan en la envidia y ahora lo que importa es aparecer a los demás en la Gloria (Hod) lo más brillante posible de donde nace la vanidad. Siempre me ha parecido extraño que la vanidad no se haya incluido entre los 7 pecados capitales (obviamente hay muchos pecados destructivos y es difícil incluirlos a todos en un número tan limitado) pero hoy más que nunca la vanidad se ha convertido en un riesgo para la comprensión de la vida interior, porque vivimos en un mundo donde el aparecer es más importante que el Ser. Por eso, cuando se bloquean la sefirot de Hod (el esplendor) se convierte en una vibración acorazada (Quolipoth) llamada con el nombre de un demonio: Samael, tiene la tarea de seducir para destruir, propia de la vanidad. En la jerarquía de los demonios propuesta por la Cábala esotérica, Astaroth está a la cabeza de los espíritus impuros que perturban las almas con la vanidad que es una fingida y falsa belleza por esto tomó el nombre de la antigua deidad fenicia de Astarte, diosa de la fertilidad, el erotismo y el esplendor (era la babilónica Istar y la diosa Venus de los griegos). Ahora analicemos este vicio con más detalle...

EL VERTIGO DEL VACÍO
El término "vanidad" proviene del sufijo latino vanus que significa "vano" en el sentido de que abres algo y no encuentras nada dentro, por lo tanto vacío. Antes del siglo XIV no tenía un significado narcisista, sino que se consideraba una futilidad, algo inùtil, pero hoy ha adquirido el sentido de una auto-idolatría injustificada. Cuando se define como narcisismo, la vanidad adquiere una connotación exquisitamente patológica, porque el individuo se encierra en su propia imagen, es una especie de autoerotismo mental, busca la adoración de los demás (como si realmente fuera un Dios). Este abismo psíquico es más común de lo que podemos imaginar, basta pensar que estamos en la era del selfie (protagonismo mediático y adoración de la propia imagen). El vacío interior es magnético, la gente vanidosa atrae, aprisiona, succiona tu atención. Se sienten  y se sientan al centro de la atención, todos los demás son satélites en su función. Pero cuando descubres el alma del vanidoso te asustas: es sólo vacío, la nada, apariencia infinita, máscaras, espejismos, alucinaciones emocionales.

VANIDAD Y VACUIDAD
Aunque su significado original ha cambiado, en esencia sigue siendo el mismo, porque la vanidad es una apariencia vanidosa, fútil, vacía, es la imagen en la que diseñamos todos nuestros límites, por eso el vanidoso se cree el más bello, el los más inteligente, los más sensible, etc. El vanidoso es un megalómano, todo lo que siente y cree de sì mismo lo ve gigante, por ejemplo aunque sepa dos palabras de inglés cree que puede hablar inglés, entonces no solo es un vanidoso a nivel físico, también es vanidoso mentalmente, sentimentalmente, psíquicamente. En definitiva, comete el mismo error que Dios: crea un ser a su imagen y semejanza (una imagen de sì mismo virtual) pero en realidad es imperfecto, limitado, mezquino, fútil y vano, vacío de divinidad. Debemos liberarnos de esta falsa divinidad para combatir la vanidad.

LA VANIDAD ES LA PUTA DEL EGO
Por vanidad cede y se entrega el ego, hincha el pecho y vacía la cabeza, se mira el ombligo creyendo que es el centro del universo e ignora los rostros de las personas más cercanas. Es una debilidad humana porque nos gusta que nos admiren, nos aprecien, nos gusta la aprobación de los demàs, hemos crecido con la sed de conquistar esa absurda aceptación de los demás como si no nos sintiéramos dignos de existir si no nos dicen que somos buenos, hermosos, bravos, inteligente. Somos muy pobres mentalmente y de hecho la vanidad es un pecado de debilidad mental. No pocas veces los más vanidosos son también estúpidos (no son gente mala sino màs bien tonta), porque se vacían, viven en su exterior, fuera de sí mismos. Como dice el refrán, “aunque hablen mal de mi lo importante es que hable de mi” como escribió Albert Camus: “Incluso desde el banquillo del juicio siempre es gratificante oír hablar de uno mismo”.

Cuando el vanidoso saluda dice: "Hola, ¿cómo estoy?"
No olvides de leer el planeta del vanidoso, una joya de reflexión en el Principito

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Como de costumbre vemos las energías según la ley dual del Yin-Yang. En el centro está la sencillez que significa la facilidad, la naturalidad de las cosas, del latín singulus que significa Uno “ser uno mismo” por lo tanto es estar en sintonía con el propio ser (sencillez en razonar, en vestir, en hablar porque habla, piensa y se viste come Uno, por sì mismo, sin copiar a nadie). Todo lo complicado se aleja del Ser hasta el punto de hacerse una imagen que no corresponde a ser uno mismo y aquí nace la vanidad, ser más de lo que uno es y se cree ser, es un exceso de vibración del 'Ego'. Cuando esta energía falta en el ser, nos vamos al otro extremo: autodesprecio, baja autoestima, nos subestimamos, nos negamos los placeres de la vida para castigarnos, nunca aceptamos un regalo, un cumplido, huimos de quien quiere conocernos por qué nos sentimos indignos (cuidado de no confundirlo con la humildad ya que este vicio muchas veces se hace pasar por esta virtud), este vicio opuesto lleva a la persona al odio a sí mismo, al lento y cotidiano suicidio psicológico, manifestación de una falta total de amor y aprecio en los primeros años de la infancia.

LA DIFUSIÓN DE LA VANIDAD
El nuestro es un mundo de entretenimiento por lo tanto un teatro universal donde la gente sigue un guión, como la moda, las apariencias, la presunción de que tienes más, la competencia, entonces nos hemos contagiado del virus del protagonismo, la mayoría trata de aparentar, de estar al centro de atención y ser una estrella o divo, incluso en el pequeño círculo de amigos, familiares, compañeros de escuela siempre existe la competencia por ver quién es el más genial, todo este escenario es pura vanidad, porque impulsado por el vacío y por las formas o máscaras sin sustancias. Quien escapa a esta locura colectiva es obviamente catalogado como un simplón, un fuera de lugar, uno que no está de moda y es expulsado del sistema porque el no vanidoso no cuenta, no aparece, no se luce.

LUJURIA
Hagamos una aclaración de inmediato, cuando decimos lujuria todos piensan en sexo desenfrenado, en cambio esta palabra en sus orígenes era mucho más rica y profunda en significado. Viene del latín Luxuria que significa "abundancia" pero en el sentido de exageración, de hecho cuando los gladiadores se quebraban los huesos decían "Luxus" que es "dislocación", el lujo era algo fuera de lugar, como decir "cuando es demasiado es demasiado, es el límite, es el colmo". La lujuria por lo tanto indica exageración, el fanatismo del placer no solo sexual sino también material, presten atención a las personas que viven en el lujo, son extravagantes, tienen una lujuria emocional, una codicia lujuriosa en deseos, gustos y caprichos. En la Cabalá encontramos en el árbol de la muerte la serirot Netzaj (victoria) bloqueada por un Quolipoth o demonio llamado A'arab Zaraq que es la fuerza del puro hedonismo, nos hace ver la victoria solo en la saciedad del placer. De hecho creemos que las personas que viven en el lujo son victoriosas, en cambio han probado mucho y todo de la vida que ya no tienen esperanza y viven en las garras del aburrimiento, buscando constantemente más adrenalina, nuevas experiencias y más y más hasta el límite (por eso caen en las drogas y en los vicios extremos). Es la compulsión y obsesión de un demonio bíblico, como veremos, llamado Asmodeus.

LUJO Y LUJURIA
Ya hemos dicho antes cómo etimológicamente el Lujo es una exageración y cuando las pasiones se descontrolan se convierten en lujuria, cualquier pasión. Así que incluso los que comen hasta vomitar tienen lujuria por la comida, el avaro es lujurioso por los bienes terrenales, el que bebe tiene lujuria por el alcohol, etc... Luxus en latín (lujo) es cuando algo sale mal, fuera de lugar y fuera de control, dislocado (un hombro dislocado significa fuera de lugar, torcido = luxus decian los latinos). Habiendo un trauma sexual nuestra sociedad, todo el desplazamiento de la lujuria ha pasado al sexo (dislocación psíquica). El lujo es no cuidar las cosas, usarlas hasta agotarlas, desperdiciarlas, derrocharlas, gastarlas, lo mismo con el cuerpo, la lujuria al ser un exceso, lleva a la persona a no cuidar el objeto de su deseo (el cuerpo) y esto es cómo, en algunos casos, degenera en adulterio, depravación, violencia, incesto y pedofilia. Para la lujuria el cuerpo es solo carne, pedazos de deseos, despersonaliza el cuerpo de su totalidad, despojándolo de Alma y emociones. De hecho, el lujo (luxus = dislocación) en el sexo es hacerlo siempre, en todas partes y con cualquiera. El problema de la lujuria es que la persona es víctima de sí misma, una incapacidad total de la voluntad para controlar sus pasiones.

¿Lujo lujurioso o Lujuria lujosa?
El lujo es una vibración tan poderosa que volca el interior en el exterior, vacía la pasión en sí misma, la revuelca. De hecho es más fácil mirar solo un cuerpo externamente, mirarlo dentro del alma es muy dificil y agotador, si no tienes una mirada interna ni siquiera puedes hacerlo, entonces solo tienes que hacer el Luxus, el desplazamiento, la dislocación externa, vivir en el exterior, en la superficialidad (piel, desnudez o nulidad). La lujuria es eso: insensibilidad, egocentrismo, soledad, sutil desesperación y tendencia a banalizar todo para no notar lo insensible, egocéntrico, solitario y desesperado que uno está por dentro. Hay un dicho que dice "tira la casa por la ventana" así es el lujo, es creer que cuanto más pones cosas, más haces que todo sea mejor, con cuantos más colores te maquillas, más piensas que eres hermosa (en cambio, el resultado suele ser una payasada, no un maquillaje simple y natural). En la naturaleza no existe el lujo, sino la justa medida de las cosas, un atardecer es bello por su sencillez, no porque sea exagerado o lujoso. Somos nosotros los que cuando nos sentimos escasos queremos exagerar (Luxus), asì nace el lujo y la lujuria en cada cosa. 


LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Siguiendo la ley de la polaridad Yin-Yang siempre descubrimos cómo la virtud es el equilibrio entre dos extremos. Pudor proviene del latín "pude" que significa sentir vergüenza, pero también está ligada a la raíz indoeuropea pud = golpear, derribar, a su vez derivada de la raíz sánscrita más antigua pau = sentirse golpeado, avergonzado. La palabra vergüenza es la clave etimológica de todo este entrelazamiento. En latín decimos "Verecundia" que es el respeto a la verdad, es la tendencia al pudor, es la justa medida entre la intimidad y el espacio en el que dejamos entrar a los demás. De hecho, cuando alguien invade nuestro espacio sentimos vergüenza, nos sentimos de alguna manera golpeados, violados, a algunos se nos enrojece la cara, como una alarma que nos advierte que estamos invadiendo un espacio sagrado. Cuando nos falta este pudor entonces falta la energía (falta la vergüenza, el sentido del buen gusto, falta el respeto), no vemos los límites, por eso invadimos el cuerpo y las cosas ajenas de donde proviene la lujuria, en cambio cuando la energía es en exceso el pudor se convierte en fastidio (pudor - repudiar) que es repugnancia por todo lo que es agradable, alegre, bello, típico instinto de los moralistas, de los fariseos, de los que creen que odiando el placer se vuelven íntegros y limpios, cuando en realidad no ven la belleza de algo natural como lo es el derecho a disfrutar de las cosas bellas de una manera justa. El pudor es como la modestia y la sobriedad, cuando estás ebrio (borracho) es porque te falta razón (sobriedad, pudor). Desafortunadamente, el pudor es hoy una virtud subestimada, denigrada e incomprendida, ya no es vista como un baluarte sino como una limitación. El exhibicionismo moderno nos lleva a la lujuria de los sentidos, por eso hoy no hay pudor en hablar, en vestir, en gastar, etc., pues es más bien una falta de buen sentido común.

Asmodeo, el dmeonio de la lujuria
Su origen probablemente deriva de la contracción del iraní Aeshma Daeva. Es el espíritu de furia, de destrucción sobre todo a nivel emocional y sentimental. Se convirtió en un demonio bíblico que encontramos en el libro de Tobías. La Biblia ilustra su historia. El demonio Asmodeus se enamora de Sara y cada vez que ella se casa mata a su marido durante la noche de bodas, es decir en el momento de la intimidad. A nivel metafórico la intimidad no es sólo sexual sino toda la dimensión de la psicología emocional y afectiva, entonces es una muerte psicológica y bien sabemos cómo una mujer lujuriosa puede agotar a un hombre con sus pasiones, reclamos, caprichos, celos y traiciones (lo contrario también es cierto: cuántas veces un hombre puede destruir emocionalmente a una o varias mujeres).
Desciframos o decodifiquemos el relato bíblico: El Padre de Tobías era ciego (es nuestra ceguera o ignorancia ancestral, nuestro pasado, desconocimiento). Lo envía a cobrar una deuda en un país lejano (es el viaje iniciático, la deuda es la verdad que debemos descubrir). En esas tierras descubre que hay una joven llamada Sara que, según la tradición, le espera como esposa (ella es el alma, nuestra dimensión de amor a la que debemos unirnos). Pero está poseída por un demonio (Asmodeo es el placer desenfrenado por la materia que mataría a Tobías, la razón de la vida). Bajo el consejo de un compañero de viaje (es decir la voz de la intuición, la voz interior introspectiva, el ángel Rafael que significa sanador) Tobías toma un pez (animal que vive bajo el agua, en otra dimensión, es símbolo de los valores del espíritu; recordemos que los apóstoles eran llamados pescadores de almas). Del pescado tuvo que extraer: el corazón, el hígado y la hiel. Con el corazón y el hígado crea un incienso que ahuyenta al demonio, es símbolo de fuerza de voluntad (hígado) y amor espiritual (corazón) y con la hiel, una vez de vuelta de su padre, hace un ungüento en los ojos para recobrar la vista (es símbolo de saber ver o aceptar los males, dolores y defectos de la vida, una vez que haces las paces con ese pasado amargo como la hiel, adquieres la vista, es decir, el conocimiento o la razón de las cosas). Tobias logra que el demonio escape del cuerpo de Sara. El olor es esencia, es producto de un sacrificio (incienso, quemadura) y del trabajo del corazón y de la fuerza de la mente (Hígado) para dominar y corregir el carácter, los vicios, los traumas (el male di Sara). Es un relato alegórico muy profundo, instructivo y hermoso. Domina la lujuria con la justicia del corazón, la fuerza de voluntad (hígado) y la conciencia mental (hiel).

LA DIFUSIÓN DE LA LUJURIA
La difusión es enorme porque vivimos en un mundo donde la mentalidad ha sido adoctrinada por el capitalismo y el consumismo para perseguir y adorar el lujo disfrazado del bienestar, la habilidad estética e incluso artística, pero como sucede con los vicios, la pulsión inconsciente que se esconde detrás de todo esto, es lo muchas veces lo contrario: un vacío desordenado, un hambre insaciable, una falta de identidad que hay que cubrir en lo posible con tantas cosas como podamos tener y no solo cosas sino también personas para usar, explotar, dominar. En un mundo de oscuridad, todo debe brillar de una manera lujosa o lujuriosa: Tener el auto más grande y rápido, la ropa más cara, la cuenta bancaria más gigantesca… todas estas son tendencias lujuriosas (megalómanas) que la gente ya no nota, de hecho, para ellos es perfectamente normal querer, desear y actuar de esa manera.

LA TRISTEZA
Los filósofos más antiguos lo consideraban uno de los pecados capitales y es una TRISTEZA que la iglesia la haya excluido de los primeros 7, de hecho es una pasión que tarde o temprano afecta a todos los seres humanos y revela cuán desequilibrado está también el mundo en el que vivimos porque la fomenta. Para nosotros es la más peligrosa de todas las 10 pasiones o vicios o pecados que analizamos, pues si bien se puede reconocer el desorden de las demás pasiones (como el orgullo, la ira, la lujuria, etc) la tristeza se presenta no con fuerza violenta sino con debilidad e infunde compasión, tiene un encanto de introspección y nostalgia, de hecho se confunde con melancolía. Es un demonio orgulloso que se adora a sí mismo en el sufrimiento. De hecho, una persona enfadada nos da fastidio y nos alejamos mientras que una persona triste nos da pena y nos acercamos, es muy contagiosa la tristeza. Es un sentimiento perverso cerrado que se mira a sí mismo y que incluso encuentra su alimento en el sufrimiento. Te sientes mimado por la misma tristeza, te acuna y no te abandona. Golpea en el corazón del árbol de la vida, la sefirot de la belleza (Tiferet) y te hace ver todo feo, es el demonio Thagirion.
El Demonio de la Tristeza disfruta de la frustración, el sufrimiento y la tragedia propia y ajena. Al ser adorada, la tristeza se convierte en divinidad y encontramos a la diosa Oizys que te sumerge en los abismos del dolor del alma, fácil de confundir con sentimientos de piedad, compasión, falsa bondad y comprensión. Ahora echemos un vistazo más de cerca a este vicio capital ...

¿TRISTEZA O PENA?
Primero necesitamos distinguir dos emociones que parecen iguales pero que en realidad tienen un subjeto diferente. Es normal que ante algunas malas situaciones nos sintamos afligidos, afectados, molestos y esto produce dolor, aflicción, nos da pena y lastima. He aquí este sentimiento que también le llamamos tristeza pero cuando produce una emoción que nos abre a los demás, que nos lleva al arrepentimiento y al cambio, es saludable, mientras que la tristeza como vicio nos lleva a cerrarnos en el dolor, a no escuchar a ninguno y solo culpar a los demas. En el nuevo testamento está escrito: "la tristeza que viene del espìritu produce un arrepentimiento irrevocable que lleva a la salvación, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte" (2 Cor 7, 10). El dolor empuja a una "metanoia" (revolución interior, cambio total), a una conversión, a un dolor sano que conduce a un movimiento de comunión y de verdad con el ser. Tristeza no, queda encerrada en un sentimiento de culpa, más bien busca el ser en el no ser y en la brutalidad del ser mismo. Este círculo vicioso genera una serie de demonios o vicios, todos hijos de la tristeza: desesperación, ira, culpa y aislamiento (que no hay que confundir con la sana soledad). 

LA FRONTERA MALIGNA DE LA TRISTEZA ENTRE EL DOLOR Y EL VICIO
Después de analizar la distinción entre la tristeza sana que nos abre al cambio y la tristeza enfermiza que herméticamente nos encierra en el dolor, debemos aprender a defendernos de este sentimiento porque las personas tristes atraen la compasión, atraen la lástima y muchas veces nos atrapan en su dolor, la tristeza es muy contagiosa. La tristeza crea un mundo imaginario, donde todo podría haber sido diferente y se lamenta siempre. El dolor surge precisamente de no saber aceptar la realidad. Jesús también conoció la tristeza ante la perspectiva de la muerte, fue "asaltado por el miedo y la tristeza" (cf. Mc 14,33), pero lo superó aceptando la cruel realidad. Atención, el demonio de la tristeza suele afectar a almas muy elevadas que son muy empáticas y sensibles, porque logran comprender el mal con facilidad, mientras que las almas necias siempre tratan de aparentar alegría y huyen de la tristeza con mil pasatiempos hasta estúpidos, pero se liberan con más facilidad de esta tristeza demoníaca, mientras que el alma sublime fácilmente queda prisionera, porque no saben metabolizar la tristeza con la resignación del mal. Aquí es donde nace la depresión, el mal de vivir que muchas veces lleva al suicidio. Por eso consideramos la Tristeza el peor vicio, lleva a la muerte mientras que otros no (la glotonería te puede llevar a la muerte por una enfermedad contraída por la mala alimentación pero no es una muerte buscada cara a cara con la violencia sino el suicidio). El triste está de alguna manera herido y se siente víctima, este dolor lo chupa tanto que uno se vuelve cínico, frío, entumecido, desapegado, distante e incapaz de alegría.

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Como de costumbre, volvamos a medir las energías de este vicio. En el centro, el equilibrio es la alegria que es una virtud, es la capacidad de estar en armonía con las cosas, sabe ver la esencia de las cosas por lo cual una nube en el cielo no afecta tu estado de ánimo o incluso no necesitas un dia soleado para estar bien. Sabes disfrutar de todo, ver la belleza tanto de la lluvia como del día soleado. Cuando la persona alegre encuentra a alguien o algo esencialmente feo, se vuelve neutral, lo evita, se defiende pero no cambia su animo por esto, sigue feliz de haber evitado el mal, nunca se quede ahí para sufrirlo y quejarse. La falta de esta energía produce, por tanto, la tristeza, la incapacidad de ver la belleza de las cosas e incluso la consecuencia exitosa de las cosas o los malos acontecimientos. El exceso por el contrario de esta energía produce el desequilibrio de la euforia. Es un estado patológico donde el ego tiene que descargar una carga insoportable pero lo hace escondiéndose en la felicidad y estalla de alegría, gritos de entusiasmo pero todos son falsos, muchas veces se hace incluso bajo los efectos de drogas y alcohol. Muchas fiestas y discotecas son llenas de este tipo de euforia psiquica. Si analizamos a grandes figuras literarias que se encontraban eufóricas encontramos en ellas casos de bipolarismo: Mozart estallaba en risas y palabrotas en medio de fiestas solemnes. Virginia Woolf tenía cambios de humor de la belleza al delirio de la muerte. Hemingway contempló la grandeza de la creación y luego se sumergió en una botella de alcohol hasta morir borracho en el suelo lamentando la Nada. Charles Bukowski pasó de apreciar a un amigo a una maldición para toda la humanidad. Van Gogh se perdió en los colores y luego apareció en la noche más oscura de sus dolores y frustraciones. Tolstoy, Nietzsche, Schopenhauer, etc.. la lista es interminable, ciertamente todos estos genios fueron inestables hasta cierto punto, que supieron ahogarse en la tristeza y de vez en cuando estallaron con sus obras de arte euforico. 

LA DIFUSIÓN DE LA TRISTEZA
La difusión de la tristeza en nuestro mundo es enorme, pero es subliminal, no se ve, de hecho siempre se difunde un mensaje de alegría en todos los anuncios: casas bonitas, coches bonitos, familias unidas y sonrientes, ropa bonita, todo es bonito (recuerda la sefirot Tifaret de la belleza contra la cual la tristeza bloquea su energía). En cambio detrás de estos mensajes aporreadores se esconde la imposibilidad de alcanzar ese estándar social para la masa, porque es la zanahoria frente al conejo programada para arrastrar la ilusión y detrás de las ilusiones aquí están las tristezas de todo tipo. Piensa que la tristeza es tan profunda que es uno de los pecados capitales que más signos fisiológicos deja en nosotros: pupilas pequeñas (poca luz), tono de voz lento y bajo (poca vibración que tiende a extinguirse), pérdida de músculos faciales y rigidez, manifestándo a veces inexpresividad, la frente tiende a arrugarse, las comisuras de los labios se doblan hacia abajo, llegando incluso a niveles de perturbación del sueño y de la digestión, pues la tristeza crónica nos lleva a un desequilibrio tanto con el sueño como con la alimentación: o siempre dormir (tendencia a no ser presentes, por lo tanto la muerte) o dormimos muy poco, o comemos demasiado o comemos casi nada (otra tendencia a morirnos privándonos de alimentos). En el Génesis, Dios entendió la desesperación de Caín en su rostro: ""¿Por qué tu rostro (triste) está abatido? Si haces bien, ¿alza tu rostro? Pero si no haces bien, el pecado está agazapado en tu puerta; es su instinto hacia ti, pero tú lo puedes dominar” (Gé 4, 6-7).

LA IRA
Es un estado psíquico alterado capaz de quitar los frenos inhibitorios que normalmente mantenemos ocultos, por ello la persona presa de la ira es impredecible, puede decir muchas verdades que reprime, incluso volverse violento física o verbalmente. Estalla como una válvula de escape hacia el ataque. La persona enfadada se siente amenazada o provocada. En el árbol de la vida bloquea la sefirot del Guevurà, es decir la fuerza y la ​​energía se acumula de forma desordenada, de hecho la coraza o quolipoth correspondiente es el demonio Golajab que quiere dominar, someter, aplastar a los demás. En la Biblia hay una alusión directa al demonio de la Ira llamado Amón. Siempre se considera negativa, para algunas corrientes filosóficas es un pequeño paréntesis de la locura, pero Aristóteles en cambio atribuyó un cierto valor a la ira que surge como reivindicación de justicia tras un mal sufrido, por lo que la ira como autodefensa es un recurso natural y saludable, un arma a la que incluso Jesús usò a la hora de enfadarse con los mercaderes y expulsarlos con violencia en el templo. Por lo tanto, debemos hacer una pausa como de costumbre e investigar más profundamente la naturaleza de la ira.

LA IRA HUMANA Y DIVINA
Es un impulso que todos conocemos, incluso con diferentes términos: furia, colera o más común e impropiamente como ira. Es un chasquido interno, como una explosión volcánica capaz de romper nuestras inhibiciones. Para Platón el alma tiene una tarea racional y es la de regular, como la brida o rienda de los caballos, unos impulsos, son dos para ser precisos: la parte oscura, el anhelo, en filosofia la palabra más técnica que usamos es "concupiscencia" (epithymía) en el contexto de "apetitos"; luego la parte clara, en el campo de las "repulsiones", "indignación" (thymós) o irascibilidad. Entonces, si se instala en el alma una mala costumbre, mala por su mal uso, es decir por falta o abuso, el desequilibrio de indignación se vuelve deseo de venganza (como ven la parte irascible se vuelve concupiscencia, placer por hacer el mal y la razòn no actùa, no ve). En la ira entonces perdemos los estribos, la brida:
"Impedit ira animum, ne possit cernere verum" La ira ( y todos los demàs vicios) impide que el alma vea la verdad. Y de hecho quien está en las garras de la ira está como cegado, la razón ya no actúa. Entonces hay un punto en el que la ira se convierte en pecaminosa (pecado=fuera de lugar), lo que también nos hace evaluar, como ya dijo Aristóteles, que también hay un movimiento de ira justo, válido, que surge como resultado de un mal que sufrimos y tenemos que evitarlo, siendo funcional para prevenir injusticias. Noten como los jovenes hoy descargan esa corriente negativa en los videojuegos donde se matan, roban, asaltan... son modos de vivir el mal en lo virtual y no en la realidad, el problema es si no saben después distinguir y viven la realidad como en esos juegos virtuales, por eso se necesita instrucciòn y educaciòn. Todos tenemos la ira, es una valvula de desahogo, el problema es donde, como y cuando nos desahogamos. Es el descargue a tierra de la negatividad, a tierra y mo encima de otras personas o rompiendo las cosas. 

LA IRA DE LOS DÉBILES
Se piensa que la ira es una manifestación de personas violentas, fuertes, muy poderosas que estallan, en cambio muchas veces no es más que una reacción que tiene sus raíces en una debilidad interior, es una estrategia frente al miedo. El proceso de ira tiende a hacernos sentir plenamente justificados en nuestra percepción de la realidad. Así es el grito del débil que quiere salvar a toda costa sus límites y esconder sus heridas. La Biblia usa un término muy elocuente y maravilloso: “la ira de la paloma”, para indicar a las personas que son de alma buena pero tarde o temprano se llenan de injusticia y deban descargar la acumulación de negatividad, la ira actúa como una salida de emergencia para prevenir el psíquico explote, obviamente revienta a nivel físico con lágrimas, gritos, rompiendo un vaso, etc... pero estos son los males menores, necesitamos encontrar medios o canales constructivos donde descargarnos. Alguna vez has pensado en como por ejemplo el sexo sadomasoquista es un medio de descargar la violencia exorcizándola en el placer consensuado?, ¿has escuchado alguna vez la música de Beethoven cuando es violenta en algunas partes al igual que el Heavy Metal? son formas saludables de aliviar la tensión. Las pinceladas de algunos pintores en sus cuadros son verdaderamente cuchilladas de dolor, todas descargas de ira.
Por otro lado, hay que evaluar el ambiente de intolerancia social en el que vivimos y la violencia gratuita que se publicita en videojuegos y películas de todo tipo, por no hablar del lenguaje vulgar muchas veces subrayado en forma de violencia inútil. Todo esto contribuye a vivir siempre con la ira acechandonos.

LAS MIL CARAS DEL IRA
La ira tiene muchas formas de manifestarse, ya que cualquier fuerza puede ser explosiva o implosiva (Yang y Yin), es decir, existe una ira agresiva y una ira pasiva. El agresivo se reconoce fácilmente: destruyendo objetos, dando portazos al salir, lastimando animales, insultando a las personas, abusando de las drogas, negándose a perdonar, rememorando recuerdos desagradables, humillando, intimidando o persiguiendo a las personas, burlándose de los débiles, rehusando la ayuda de aquellos en dificultad, realizar actos de vandalismo o piromanía. Comportamientos a menudo asociados con el consumo de alcohol y drogas es ira contra si mismos, se estan matando con el vicio.
La ira pasiva es mucho más sutil y no siempre todos nos damos cuenta de que debajo hay un vulcan que hierve: dar la espalda a los demás, mostrar indiferencia, hacer siempre mala cara o hacer sonrisas falsas. Chismear y hablar mal hasta con falsedad sobre los demás, evitar el contacto visual, amenazar de forma anónima, ser excesivamente disponible, conformarse con una segunda opción, negarse a dejarse ayudar, disculparse en exceso, criticarse a uno mismo y aceptar cualquier humillación son actos de enfado contra uno mismo, son odio inconsciente hacia uno mismo. Por último, mucha gente que abunda en las redes sociales (les llaman leones del teclado) que viven maldiciendo, insultando a todo el mundo, haciendo malos comentarios sólo por el gusto de contradecir y armar lios, son iracundos online, del mundo virtual o abstracto de la red.

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Ahora toca sopesar el vicio de la ira en la balanza de energías del mundo dual (yin-yang). Hemos visto como el enfado es un exceso desequilibrado de reacción frente a un malestar, se exagera porque el enfadado guarda una herida escondida dentro y como no la ve se desquita con cualquiera que se la recuerde, se enfada por nada y es inútil decírselo porque explota aún más. Son personas heridas, que muchas veces han sufrido grandes injusticias y deben hacérselas pagar al mundo entero. Pero ojo, esta sensibilidad contra la injusticia es buena, es parte de nuestra naturaleza, si te chuzan con una aguja y no sientes nada entonces debes ir al médico, no es normal ser insensible, aquí es cuando falta la energía, cuando no tienes ningún instinto irascible, surge la apatía. Es una palabra griega que significa "a" sin y "pathos" sentir por lo tanto "sin sentir", la persona apatica no siente nada (piensen también en la palabra psicó-pathos que es aquel que no tiene una concepción con su psique, el psicopata) la apatía es un vacío, son personas que no manifiestan alguna emoción y en consecuencia ni siquiera los pensamientos, los ideales, los sueños, nada, parecen muertos en vida. El equilibrio, en cambio, es una visión que hoy es incluso incomprendida u olvidada: la mansedumbre que denota la docilidad naturale o adquiridas de neutralizar las fuerzas negativas, la capacidad de satisfacer o adaptarse a necesidades o exigencias. El manso neutraliza la ira porque entiende de donde viene el dolor, no se desquita con nadie, pero muchos confunden al manso con el menso que no actúa, en cambio el manso no actúa porque sabe que es inútil discutir con el ignorante, su conciencia le da paz y certeza, no necesita alzar la voz como el iracundo para creer que el que más grita es el que màs tiene razón.

Aamón
Aamon (también Amon) es un demonio mencionado a menudo en la demonología cristiana. En demonología, Aamon es uno de los ayudantes de Astaroth. Conoce el pasado y el futuro. Es capaz de provocar el amor. Crea confusión en las mentes de quienes se le oponen. Posee cuarenta legiones de demonios, por lo que tiene el título de "príncipe". Los demoniólogos han asociado su nombre con el del dios egipcio Amón o el dios cartaginés Ba'al Hammon. En la Biblia no se hace alusión directa a él, pero se le conoce por su sentimiento de ira desordenado o controlado. Está ligado a la negación de la verdad, y sus grandes obras son el asesinato, el asalto, la discriminación y en casos extremos el genocidio. Probablemente esté inspirado en el dios egipcio Amón, contra quien los judíos guardaban rencor por el sometimiento de su pueblo al imperio egipcio (reflejo de su Ira). Aamon tiene la cabeza de un búho, la parte delantera del cuerpo con dos patas de lobo y la parte trasera que termina en una cola de serpiente. Simbólicamente es como la ira, muchos aspectos terroríficos pero en su conjunto es engorroso y casi inútil por ser mitad reptil y mitad de dos patas, por lo que se mueve de forma ambigua y torpe

LA DIFUSIÓN DEL  IRA
Después de todo, el hombre enojado que sufre siempre de ira, ha sido agraviado y esto inconscientemente lo lleva a querer tener siempre la razón, por lo que cuando las cosas no salen como él piensa y quiere, siempre se enoja. El nuestro es un mundo tecnológico por lo que tiende a la perfección, las máquinas nos han hecho creer que todo es funcional, así que cuando algo no funciona nos enfadamos inmediatamente (basta con desconectar el wifi para ver a la gente maldecir y gritar, presos del ira). Incluso la mentalidad científica nos ha enseñado que siempre debemos tener razón, quien se equivoca es un fracasado, está condenado, por lo que no tener razón alimenta inmediatamente los sentimientos de ira. De hecho, si miras bien a las personas enfadadas son obtusos, miran y tienen un solo ángulo de la realidad y piensan que ese es el único correcto, tienen miedo a la comparación, a ver que hay otras posibilidades o angulos, por eso se cierran y desprecian. La propagación de la ira es enorme en nuestro mundo, porque los mensajes tienden cada vez más a la intolerancia y la dominación sobre los demás y cuando esto no sucede la bomba estalla.

LA SOBERBIA
Este es para muchas filosofías el pecado más letal de la psique o alma humana, el más grave en el sentido del peso pues el ego se hunde en su dimensión divina, se cree siempre el mejor (superbia= soberbio = superior). De hecho es el pecado de Satanás por excelencia hasta el punto de creerse superior al mismo Dios. En nosotros es lo mismo: tenemos una imagen de nosotros mismos tan alta que sale del campo de la razón, por eso el soberbio es incapaz de autocrítica, vive aislado, con un cínico desprecio por el otro, muchas veces se define como un justo incomprendido y perseguido, cayendo en el victimismo. En el árbol de la vida bloquea la sefirot del amor (Jesed) y se convierte en una máscara o cascara, un sello hermético (Quolipoth) llamado con el demonio de Satariel, es ese instinto astuto que usa el amor como arma para atraer toda la atención de los demás hacia sì mismo, tipico de soberbia. El demonio bíblico, en cambio, es Belial, en algunos casos identificado como la serpiente que tentó a Eva; aparentemente fue adorado por los sidonios, y también fue el espíritu número 68° en el texto de la Pequeña Llave de Salomón. Todos sus dominios están en tinieblas, y su propósito es traer el mal y la culpa.

EL PECADO DE LOS DIOSES
El fundamento de la soberbia es el culto a uno mismo, la adoración propia, por eso muy a menudo la confundimos con el orgullo. Los soberbios creen que son (como los judíos) el pueblo elegido, creen que son la única religión verdadera, creen que son la raza pura (los nazis) que son el pueblo más rico del mundo (imperialistas), el pecado de los dioses que se creen los únicos verdaderos, en fin, se creen los superiores, los numero Uno (complejo de superioridad de hijos únicos). Vienen de esto: el racismo, el sexismo y el desprecio por todos los demás que tienen menos capacidad, menos reconocimiento social, menos belleza o menos riqueza. Pero todos los soberbios tienen cimientos materialistas, por eso el tiempo los derriba de su trono: los bellos envejecen, los ricos sufren pérdida o enfermedad, los poderosos caen, el éxito pasa, etc... Según las enseñanzas budistas, el amor morboso del yo se convierte en la raíz de toda enfermedad mental. De hecho, la soberbia se convierte en vanidad, en lujuria, en codicia, en envidia... trae consigo una avalancha, alimentando todos los vicios.

EL ESTIMULO COMPULSIVO  DE LA SOBERBIA ES DIVINO
¿Alguna vez has notado cuán contradictorio es el mensaje central de la fe bíblica y en particular la cristiana? Es verdaderamente soberbia, miren: si Dios me crea a su imagen, nacemos con la intención o tendencia de formar nuestra propia idea con una imagen divina, por lo tanto superior a nosotros mismos. Entonces el pecado sublime (soberbio) es el de satanás: quiere ser igual a Dios (Isaías 14,14: "Subiré a las regiones superiores de las nubes, me haré igual al Altísimo"), y ¿qué nos pide Jesús en el Evangelio? la misma cosa: "sed perfectos como vuestro Padre celestial" (Mt 5,43-48) ¿Dónde está entonces el malentendido? ¿Es que no comprendemos que siendo Dios una nuestra cualidad psíquica, hacer todo sin conocimiento (sin Dios), es como creer que somos nosotros mismos cuando en verdad somos falsos, imitadores, somos guiones, seguimos modelos, imitamos ídolos y gente famosa. Es querer sobresalir, pero con la necesidad de pisotear a los demás y terminamos pisoteándonos más a nosotros mismos sin darnos cuenta, porque esta estructura crea lo que llamamos "demonios" que son impostaciones mentales desequilibradas. En fin, la verdadera espiritualidad descubre ilusiones, la falsa las crea. Recordemos el dilema inicial: si yo soy imagen de Dios entonces de alguna manera ya somos uguales, ¿porque entonces debo creerme él mismo y luchar por ser un Dios? porque no lo siento o no lo vivo y por eso soy infiel a mi esencia.

DIFERENCIA ENTRE SOBERBIA Y ORGULLO
Para comprender las fronteras casi imperceptibles de estos vicios necesitamos conocer el alma. Difícil hacerlo aquí en un simple post. Sintetizamos lo maximo que podemos: nuestro Ego es una parte neutra (central) cuando pierde el centro se vuelve egoísmo y se cierra (el ego natural está abierto, no es un círculo sino una espiral). Cuando estamos contentos y satisfechos con este cierre, surge el orgullo (el egoísmo es el padre, el orgullo es el hijo, de hecho muchas veces les decimos a nuestros hijos “estoy orgulloso de ti”). Cuando queremos defender e imponer este cierre se convierte en soberbia (el espíritu) Estos 3 empujes o pasiones son una trinidad diabólica que surge de un amor desequilibrado por uno mismo.

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Volvamos a medir la energía en el equilibrio yin-yang. Ya hemos explicado cómo la soberbia es la consideración excesiva del Ego que cree tener una imagen de sí mismo superior a la realidad. El extremo opuesto sería entonces el que cree tener un Ego inútil, una personalidad insignificante, aquí estamos hablando de pusilanimidad. Etimológicamente significa "pequeña alma" del latín pusillus pequeño, diminutivo de pusus chiquillo, y animus animo. Todo lo contrario del soberbio que es un "alma gigantesca". La pusilanimidad es una inercia profunda, llena de miedos, cuyo juicio, sin embargo, está suavizado por una connotación de inmadurez. Es la persona que no cree en sí misma, no quiere participar en ninguna acción porque ya desde el principio está seguro de que no puede hacerlo, se siente inutil, pero no por inseguridad sino que al fin y al cabo ya ha decidido que es incapaz y con esta actitud enfermiza trata de llamar la atención sobre sí mismo, pero una vez que obtiene la atención, también piensa que no la merece y la rechaza. 
En el centro, en cambio, está el equilibrio, la modestia que significa moderarse y saber estar en el propio puesto (moderar, manera, viene del latín modus = medir, es saber ponerte en tu puesto, ponerte las cosas a tu medida). La persona modesta no exagera, ni poco ni mucho, sabe tomar las medidas adecuadas (modus = medidas, modestia la medida perfecta).

LA DIFUSIÓN DE LA SOBERBIA
La difusión de la soberbia en nuestro mundo es muy alta, cuanto más alta mejor, porque cuanto más soberbia se es màs nos parece importante. Vivimos en un mundo donde hay una tendencia a la superioridad sin tener ninguna cuenta de los demàs, nos damos codazos unos contra otros para poder elevarnos o avanzar y salir adelante. Lo peor es que los más soberbios lo hacen con estilo, con gracia, como dicen "con inteligencia": "¿Puedo decir mi modesta opinión?", de hecho han aprendido a usar hasta las palabras contrarias para protegerse y esconderse, así se consideran locos, revolucionarios,  iluminados, espirituales o gente de mundo, progresistas y todo con mucha elegancia, pero decir "modesto" en este caso es puro formalismo, falso y edulcorado, grasiento formulario.... "modestia aparte" como dicen, la más falsa etiqueta hierve entre los más eruditos, el mundo de los que nos gobiernan es un enjambre de soberbia.

LA GULA
Este vicio como la lujuria siempre ha estado polarizado en un solo extremo o enfoque, por lujuria la mayoría entendemos solo sexo, mientras que por gula o glotonería solo entendemos el placer exagerado por la comida, en cambio hay mucho más: la palabra gula proviene del latín que significa garganta, pero a su vez de la raíz indoeuropea gwel que significa tragar sin límite. Detengámonos un momento: ¿no te parece lo mismo este vicio de la avaricia? la avaricia de comida es un glotón, la avaricia de dinero es un avaro, la avaricia de sexo un lujurioso, etc... el glotón devora no solo comida sino todo, sentimientos, ideas, pasiones, devora el tiempo de las personas, devora relaciones, mientras que la avaricia se acumula por fuera, la gula se hunde por dentro. La sefirot energética que está bloqueada es el binà (conocimiento), de hecho el demonio que nubla la razòn es Satariel, el que no quiere saber nada, vive sin razones, tiene experiencias de todo tipo sin sacar de ellas ninguna enseñanza. En la Biblia se le llama Beelzebub etimológicamente significa “El Señor de las Moscas”, y este término era usado por los judíos para burlarse de los adoradores de Baal. Está relacionado con el apetito desmesurado en cuanto a comer y beber.

EL HOMBRE NO VIVE SOLO DE PAN
Es muy conocida esta frase evangélica en la que nos recuerdan que además del alimento material también debemos nutrir el alma, por ello, a nivel psicológico, todos los vicios alimentarios están ligados a una fase oral infantil, por lo tanto profundas insatisfacciones emocionales y afectivas; el propósito es llenar un vacío interior como el vientre del alma, proyectándolo en las cosas, por lo tanto una búsqueda patológica de recompensa y/o alivio a través del uso de una sustancia, cosas u otros comportamientos, por ejemplo comer en exceso, comprar y comprar cosas inutile sin algun freno (esto también es un vicio la gula), beber y fumar y hasta los que nunca callan y hablan y chismean sin parar (todas son relaciones orales desequilibradas). Entonces es una compensación interior que se proyecta hacia el exterior y se fija en los alimentos, los objetos y hasta en las personas, pensad en los que devoran las relaciones y chupan el amor de una persona hasta agotarla, o los hijos que devoran el tiempo y la vida de los padres, ellos todos son glotones emocionales.

LA GULA ES MAS QUE UN VICIO
Aunque la gula ha sido catalogada como un pecado capital, si se analiza adecuadamente se encuentra en casi todos los pecados como un empuje, una fuerza que fortalece y confirma otros vicios: el lujurioso es un glotón de sexo (de hecho, la palabra griega Porneia - Πορνεία - de donde deriva pornografía significa amor por la carne), el avaro es un glotón de dinero, el superbo es un glotón del Ego, el envidioso es un glotón de la opinión de los demás, etc... La gula es por lo tanto un agujero negro (garganta=gula) a través del cual el vacío interior del alma absorbe y devora todo. El pecado de la gula consiste en querer llenar un alma vacía de amor con cosas, alimentos, dinero y personas. La gula es el pecado de la insaciabilidad en todos los niveles materiales y también espirituales, por lo que debemos analizar bien cómo obstruye el flujo energético de la Biná en el árbol de la vida.

LA GULA DEL PENSAMIENTO
En un nivel más sutil, la glotonería en el árbol de la vida bloquea las sefirot de la Binà, razón, mente, conocimiento. Una mente siempre llena de pensamientos que nunca se detiene y en los que la persona se refugia para no trabajar sobre sí misma es parte de los pecados de la gula. Las personas que saben todo acerca de todo y de todos menos de sí mismos, entienden cómo arreglar el mal en el mundo pero no saben arreglar uno de sus defectos. Leen montañas de libros como el glotón que come hasta vomitar, pero no asimila nada, no pone en práctica ninguna teoría. Este atasco en el árbol de la muerte se manifiesta como un demonio (Qolipoth) llamado Satariel, una legión de espíritus que inducen a la falsedad. Este demonio es muy frecuente entre la gente intelectual, los grandes doctores, la gente culta, la gente que lo sabe todo y por eso es difícil demostrar que la estocada de su virtud es sólo un vicio, el vacío interior que han sabido llenar con información de todo tipo (pero en su vida privada y práctica son perdidos, pobres, mezquinos y algunos en su clandestinidad envueltos también en otros vicios más pesados). El mundo de las redes sociales en Internet está lleno de estos glotones intelectuales, lo saben todo, devoran todo tipo de información pero no la digieren, son los polifacéticos de la web, pero fuera de internet no saben que hacer en la vida real, se mueren de hambre.

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Ahora le toca al vicio de la glotonería ser pesado en la balanza de las energías yin-yang: mientras que el exceso de energía es la glotonería, un vacío que intenta llenarse con una cantidad exagerada de cosas (comida, relaciones, personas, ideas, etc), su contrario, por carencia o falta de energia, es la frialdad, un vacío que te devora y no tienes absolutamente ningún deseo de detenerlo, la persona no tiene deseos de nada: sexualmente se llama frigidez, en el actuar se llama impasibilidad o inercia, indolencia en los sentimientos, indiferencia en las emociones, anorexia en el placer de la comida, etc. En general es el vicio de la frialdad, sin estímulo, sin propósito, sin ideales. En el centro de la balanza está la frugalidad, la cualidad de ser ahorrativo, prudente en el consumo de recursos como alimentos, tiempo o dinero, evitando el despilfarro, el lujo o la extravagancia. Frugal significa vivir en armonía con los frutos de la tierra, sin exagerar. Los animales en la naturaleza, por ejemplo, no engordan, comen lo justo y necesario, no son glotones, porque son frugales (hoy tristemente vemos animales que imitan tanto a sus amos que engordan y no pueden actuar de acuerdo a su naturaleza, ha sido el caso de algunas gaviotas de ciudad -comen sobras de mercado en las canecas de la basura- hasta engordar tanto que ya no pueden volar).



LA DIFUSIÓN DE LA GULA
Vivimos en un mundo de consumo mientras que el derroche de la abundancia es el alimento predilecto del vicio de la glotonería, por lo cual la combinación de consumo y derroche crea una mentalidad de glotonería a todos los niveles. Por otro lado, la publicidad es esa cucharada que nos mete en la cabeza todos los bocados de insatisfacción que jamás hayamos alcanzado. En un mundo de consumo es obvio que la gente tiene que vivir hambrienta, insatisfecha y por lo tanto infeliz, porque la persona feliz no consume, está llena por dentro, no persigue sueños utópicos, ha encontrado una fuente interior de satisfacción. Es por eso que el sistema capitalista y materialista trata de hacer desaparecer la dimensión espiritual de la mentalidad social, porque así las personas son prisioneras de la glotonería, del deseo de devorar cosas sin cesar.

ACEDIA
Este vicio es mejor conocido como pereza, ociosidad, descuido. Sin embargo, para comprender bien su deformación, debemos tener en cuenta que el pensamiento griego más antiguo no consideraba el trabajo como una acción que ennoblece al hombre, sino como un castigo para los esclavos, para ellos hubo un tiempo no de ociosidad sino de de entrega total a tu pasión, donde no había esfuerzo porque hacías lo que amabas, entendido como arte. De hecho, no todos pueden trabajar en lo que aman, por lo que el trabajo produce hastío, aburrimiento, repugnancia, odio y finalmente el deseo de refugiarse en la pereza, el deseo de no hacer nada (acedia, del griego "ἀκηδία" (un -kédia) que significa no cuidar, dejar ir o abandonar las cosas, descuidar). Todo esto cambió con el fortalecimiento del cristianismo: “Ora et labora”, obra de Dios, los que no trabajan que no coman (decía San Pablo a los Tesalonicenses) o trabajar como condena en Génesis 3, 10: “ Con el sudor de tu rostro comerás el pan”, La ociosidad se convirtió así en el "enemigo del alma". No encontrar un sentido existencial, es decir, ¿por qué tengo que darme tanto que hacer en la vida? lleva a la locura, a la depresión, al demonio que bloquea a Jojma en el árbol de la vida, llamado Ghagiel. En la Biblia aparece como Belfegor, un dios asirio que tentó a los israelitas con una vida más fácil, placentera y menos fatigosa.

ACEDIA... NO SOLO UN PECADO
Como se dijo antes, la acedia era el demonio del mediodía, aquel que en medio del calor del desierto hacía sumergir a los ermitaños en el aburrimiento más atroz y terrible, cuando ya no sabían qué hacer, el tiempo se convertía en un enemigo; cuando se tiene demasiado tiempo libre sin saber utilizarlo, se convierte en una carga insoportable para el alma, porque en la falta de actividad física el alma se despierta y si no se sabes administrarla se cae al abismo de aburrimiento. A lo largo de los siglos, la acedia se emancipó así del monacato y llegó a todos los ciudadanos tomando el nombre de pereza. Hoy la acedia tiene una connotación psíquica y se refiere más a un estado alterado de conciencia que a un pecado capital, una verdadera depresión que conduce a anomalías en la voluntad: apatía, inercia, hastío, muerte interior. En la Edad Media la figura del perezoso llevaba simbólicamente todas estas características:
Mujer vieja, fea, mal vestida, sentada, con la mejilla apoyada en la mano izquierda, de la que cuelga un cartel con un lema: Torpet iners, con la cabeza inclinada y en la mano derecha un pez llamado Torpedine. Vejez para la edad en que ya no tenemos fuerzas, mal vestido por descuido o apatía, la mano sujetando la cabeza por depresión, "Torpet iners" significa inerte insensible, mientras que el pez Torpediniforme (rayas electricas) tiene la capacidad de producir un campo eléctrico cuya descarga puede variar de 50 a 220 voltios según la especie, precisamente la fuerza energética que necesita la enfermedad del perezoso para reaccionar y despertarse. 

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Veamos cómo las energías desequilibradas afectan esta fuerza de voluntad. Cuando falta la energía, como ya hemos analizado, se produce acidia, desgana, falta de voluntad, pereza, inercia, cuando en cambio la energía sobra y es excesiva se produce el activismo, muy difundido y deseado en nuestro mundo de productividad, es una mentalidad que potencia el trabajo continuo, estar ocupado en todo momento, incluso teniendo varias actividades simultáneas. Hasta a los niños les estamos llenando su tiempo con un montón de actividades: clases de baile, piscina, deberes del colegio, entrenamientos, etc... ya están estresados ​​desde niños. En Japón existe incluso una enfermedad llamada Karoshi y es la gente que muere por exceso de trabajo.
En el centro está el equilibrio, la virtud del entusiasmo, palabra que tiene un significado espléndido: entheos "en" (adentro) "theos" (Dios) es sentir a Dios dentro de ti, esa fuerza vital, esa energía viva, te sientes invadido por una furia, un calor, un poder divino que te lleva a concluir tus compromisos, a realizar tus sueños, a conquistar tus metas sin exagerar porque estás satisfecho con ellas.

LA DIFUSIÓN DE LA ACEDIA
Nuestro mundo promueve la actividad, la producción, el movimiento, así que en realidad poco o nada escuchamos sobre este vicio de la acedia, pero una vez que la gente se da cuenta de que toda esta actividad más eque todo se vuelve esclavitud, entonces surge la indiferencia, el deseo de una vida fácil: tener tanto sin hacer nada. El mundo tecnológico indirectamente está cambiando nuestra mentalidad haciéndonos creer que las cosas se hacen sin ningún esfuerzo, todo surge con apretar un botón, basta con hacer clic y se produce la realidad. Nos estamos volviendo perezosos mentalmente, no queremos ningún cansancio (mejor ver la película que leer el libro), mejor trabajar en la oficina que en el campo, mejor usar la calculadora que hacer la operación matemática con bolígrafo y papel, etc... La pereza está petrificando nuestros cerebros más de lo que pueden imaginar y pensar algunos (de hecho no se imaginan porque es demasiado esfuerzo). 

EGOÍSMO
Hemos llegado al centro, al núcleo, al YO de la psique, de hecho en latín Yo se escribe "Ego", en el árbol de la vida es la corona, el punto más alto que, sin embargo, cuando se desequilibra su energía congela y produce un qolipoth (una máscara o envoltura hermética) llamado con el nombre de Thaumiel, un falso Dios, un instinto que se cree supremo, lo máximo, de hecho en la Biblia se identifica con Satanás, el que quiere ponerse en el lugar de Dios; es una fuerza psiquica que primero implosiona dentro de nosotros (lleva a cerrarnos en nosotros mismos) y se convierte en Egoísmo, como un agujero negro y luego estalla en su máxima arrogancia, aquí se manifiesta como orgullo, del que ya hemos hablado anteriormente. La persona egoísta no quiere vivir como le plazca sino que quiere que todos los demás vivan como él quiere. Es capaz de aceptar que los demás sean felices sólo si los demás reconocen que es a él a quien le deben su felicidad. Somos tan miserables que basta con que alguien lama nuestro ego y lo aceptamos de inmediato, sin saber que esa es la forma más fácil de engañar a una persona: inflar su ego.

EL MIRAJE DEL EGO
El ego es la fuerza intrínseca de cada uno de nuestros movimientos, sin él no podemos hacer nada, somos nosotros mismos los que pretendemos despegarnos de nosotros mismos para creernos desprendidos, una de las mayores ilusiones psíquicas y estupideces del mismo ego, pero en sus garras nos sentimos una nada que se cree un Todo. Sin el Ego estamos incompletos pero si actuamos solo con el ego somos vacíos que nos creemos llenos. El ego está tan imbuido en cada una de nuestras acciones que encarna su contrario, por ejemplo el altruismo podría ser una acción hecha para que el ego se sienta aún más sublime: "no soy un egoísta, soy un altruista que se ha especializado en sí mismo. No soy tan egoísta como para querer cambiar, quiero ser un altruista que quiere cambiar a los demás". Por lo tanto cada uno de nuestros movimientos contra el ego es un espejismo, cada uno de nuestros propósitos de querer dominar, domesticar, vencer el ego, no es màs que su mismo ideal egoista velado. El ego debe ser acogido, integrado, asumido, asimilado, aceptado y finalmente (como dijo Jesús) ama a tu enemigo.

LA VIRTUD SIEMPRE ESTÁ EN EL MEDIO
Es difícil incluso evaluar el equilibrio cuando se habla del Ego porque él, como Dios, está en todas partes, se infiltra en toda movimiento, puede corromper cada acción, incluso el equilibrio hecho por el ego se desequilibra. Ya hemos explicado como el punto central es el altruismo y es cuando el ego logra ponerse en la piel o en el lugar de los demás saliendo de su cascarón, pero cuidado, no cuando se ve en los demás sino cuando ve a los demàs en sí mismo, en caso contrario hace lo mismo: aparece desinteresado para sentirse mejor (un altruista egoísta). El egoísmo por lo tanto es el exceso de esta energía, mientras que su falta es el deseo de destruir el ego, un suicidio a cámara lenta negándose a sí mismo toda esperanza, todo sueño, todo derecho, toda posibilidad, lo peor es que esta tendencia el ego mismo muchas veces la sublima y la hace divina, de hecho en muchas religiones existe la corriente de la abnegación, el martirio, la entrega total al otro hasta el punto de olvidarse de uno mismo, amar al otro hasta el punto de desaparecer como personas (ningun amado cuerdo te permitiría este olvido, esta renuncia, este suicidio de tu personalidad, porque un esclavo nunca puede amar de verdad a su amo). Quien te pide abnegaciòn por amor no te ama para nada, te explota por su egoísmo y punto, aunque fuera el mismo Dios es un Dios falso, sería un Ego cancerígeno absoluto. Recordemos que en latín abnegare tiene la misma raíz que "adnecare" ahogarse: morir de asfixia bajo el agua. Muchos egos espirituales piensan que estan amando en cambio se estan ahogando en si mismos. 

EL DRAGÓN DE 7 CABEZAS
Existe un cuento de hadas llamado el "dragón de las 7 cabezas", Los 7 juicios o pruebas se inspiran libremente en los siete grados iniciáticos del culto al dios Mitra, muy parecidos a nuestros pecados capitales. Para las culturas antiguas, el número siete simbolizaba la perfección y la plenitud. Piense por ejemplo en los siete brazos del candelabro de la Menorá judía, los siete atributos fundamentales de Alá (vida, conocimiento, poder, voluntad, oído, vista y habla), o los siete dioses de la felicidad del budismo y el sintoísmo. La Iglesia ha instituido su poder político a través de 7 sacramentos, 7 son los dones del Espíritu Santo (sabiduría, intelecto, consejo, fuerza, ciencia, piedad y temor de Dios). También en el Apocalipsis de Juan leemos de los 7 Sellos rotos, de las 7 trompetas tocadas por 7 Ángeles, 7 Presagios y 7 Copas de la ira de Dios. En este contexto ciertamente no parece extraño que haya 7 virtudes, tres teologales ( fe, esperanza y caridad) y cuatro cardinales (justicia, templanza, prudencia y fortaleza) y 7 pecados capitales. 7 son los puntos de energía en los Chakras, pero hemos elegido este tratado siguiendo el árbol de la vida en la cábala y hemos analizado los 10 pecados o vicios o pasiones desequilibradas, basándonos en la teoría del medio justo, bastante difundida entre los filósofos medievales, definido con la frase "In medio stat virtus", "La virtud está en el medio", muy cerca de lo que decía Aristóteles: "El medio es lo mejor" y también el camino del Tao que busca en la centralidad de lo dual ( Yin-Yang) la integridad de los opuestos. Concluimos con un pensamiento:
"Lo que llamamos pecados son sólo nuestras pasiones desordenadas que se aprovechan de la buena fe de los mortales, terminan volviéndola contra sí mismas. Los hombres inteligentes se aniquilan. Los hombres fuertes se destruyen. Los hombres humildes se olvidan de sí mismos. Los envidiosos se temen a sí mismos. El codicioso se devora en su angustia, el egoísta se encierra en su burbuja de aire y se ahoga, el iracundo se corroe como un cáncer de ira... y así todas estas energías desequilibradas transforman la corrupción en arte, el vicio en virtud, los santos en demonios".