6 - En busca del alma perdida

 

Parece que nos perdimos de VISTA después de las conferencias del organo de la vista. Aquí todo sigue un orden calculado (como decía el Chavo del 8: todos mis movimientos estàn fríamente calculados ....). Damos tiempo para meditar y poner en práctica e incluso las personas que no están hechas para este camino se van quedando rezagadas (una selección natural que hace que el tiempo lento que empleamos en nuestra metodología haga su deber)

Después de las conferencias sobre el sentido de la vista, ahora es el turno del oído. Escuchar significa inclinarse hacia la fuente de nuestra atención (del latín au = inclinado, favorable, inclinado hacia lo que se dice: au-dire). Desde que estamos despiertos escuchamos, recibimos sonidos, el mismo despertador nos sacude de las profundidades del sueño. Sin embargo mientras dormimos no escuchamos algunos sonidos: la noche llovió fuerte y yo no lo escuché ... es como si el órgano auditivo mecánico estuviera apagado, de hecho a veces ni siquiera es necesario dormir: habla un amigo y yo no lo escucho, estoy ausente, o voy a la ciudad y estoy absorto en mis pensamientos y no escucho el ruido de los carros. Aquí vemos claramente dos dimensiones: oir es percibir el sonido externo, mientras que escuchar es ir màs adentro, entonces oímos con el órgano mecánico del oído, pero escuchar realmente es solo si ponemos nuestro corazón y nuestra mente en ello. Recuerden también que para la vista fue lo mismo: algunas personas ven pero no miran (ver es la acciòn mecanica, mirar es la proyecciòn interior).

¿Cuántas veces hablamos y no nos sentimos escuchados? ¿Cuántas veces acabamos de oír el discurso de un político sin escucharlo y por lo tanto ni siquiera entenderlo? para que haya escucha se necesitan tres condiciones y las encontramos todas en ese maravilloso juego infantil del teléfono con el hilo o alambre (dos vasos conectados por un cable): ...  continùa ...

PD: ¿me has solo oido o tambièn escuchado?

3 CONDICIONES PARA ESCUCHAR
La primera condición es la Sintonìa: syn es juntar y tonus significa sonidos, entonces para estar en sintonía con una persona tenemos que escuchar lo que siente el otro, a esto lo llamamos empatía, ponernos en el lugar de los demás (en ingles decimos caminar en tus zapatos, en italiano decimos me pongo tu ropa). Entonces, si el otro está hablando, tenemos que sintonizarnos con su longitud de onda que es el silencio, de lo contrario no lo escucharemos nunca (casi siempre mientras el otro habla estamos pensando si lo que dice es verdad, me gusta, me conviene...etc... no hay silencio puro), de hecho el teléfono solo tiene un cable, solo puede pasar una voz a la vez, si ambos hablan, la voz se encuentra y choca, vuelve atras. Un poco de lo que pasa en los talk shows habituales de la TV: oyes solo un cacareo de gallinas donde todos al mismo tiempo gritan y chillan y no se entiendes nada. El juego del teléfono es maravilloso porque no puedes hablar y escuchar al mismo tiempo: solo hay un vaso, tenemos que sintonizar el oido, mientras tú hablas yo escucho y viceversa. Pero esto no es suficiente, y aquí está la segunda condición...
Ahora es el momento de la Atención: ya vimos en otra conferencia la conexiòn entre tensiòn y atenciòn ... en èste caso la atenciòn es la tensión del hilo, si el hilo no está tenso la voz no pasa, se escucha de lejos pero no se escucha, entonces tensión significa llegar inclinarse hacia la otra persona, aquí entra en juego nuestra atención que es el corazón, la voluntad que presta atención, fija el pensamiento en la escucha (atención significa estirar nuestra tensión o apuntar hacia el interlocutor). Como vemos, para escuchar se necesita el alma (cabeza y corazón) para oír sólo se necesita el oído. Lo que escuchamos fácilmente lo olvidamos pero lo que escuchamos en profundidad queda grabado y permanece en nuestra alma. Pero no es tan sencillo, para que esta grabación se lleve a cabo se necesita la tercera condición: el silencio.
El silencio: Puede parecer absurdo hablar de silencio, sería como no callar y romper el mismo silencio, pero el silencio tiene una dimensión racional, entenderlo es muy útil, también porque hoy vivimos en un mundo donde el silencio ha sido visto como un castigo (cállate) como reproche (no os hablo más) como pánico (el silencio de las ciudades indica que algo anda mal) ... en cambio es un alimento fundamental para la psique. Todas las personas que emprenden un viaje en busca de sí mismas y un viaje introspectivo, tienen que cruzar la frontera mortal del silencio ... es un tema muy profundo, también porque hay que vivirlo con el corazón para entenderlo de verdad y no solo conceptualizado con el cerebro. Intentaremos decir algunas cosas esenciales.

EL ERMITAÑO EL GRILLO Y LA CIUDAD
Cuando me pidieron que hiciera un seminario sobre el silencio, acepté en silencio, pero con tantas dudas ruidosas en la cabeza. Me habían pedido por qué obviamente, habiendo vivido durante muchos años como ermitaño en el desierto en total silencio, debería haber sabido algo al respecto. Quería comenzar la conferencia con una hora de silencio (sí, una hora, no un minuto como en los estadios), como hubiera hecho un maestro zen, pero los occidentales no estàn preparados para tal conmoción, pienso que después de 15 minutos ya nerviosos se irìan. Entonces recordé una historia que era perfecta en mi caso, ya que yo también soy un ermitaño que ha vuelto a vivir a la ciudad:
"se cuenta de un ermitaño que regresó a la ciudad a visitar a su hermano y mientras estaban en medio de la gente que iba y venìa, carros, bocinas, ruido de la multitud, etc ... el ermitaño le dijo a su hermano : "Espera un minuto. Un momento, escucha un rato, hay un grillo aquì cerca" el hermano lo miró incrédulo, luego el ermitaño agregó: "Ahí está, detrás de la papelera". A lo que el hermano asombrado le preguntó: " pero ¿cómo se puede oír un grillo en medio de este ruido? "...." No sé, no sé "respondió el ermitaño y siguieron caminando. Entonces el ermitaño a escondidas sin ser visto, sacó una monedita de centavos de su bolsillo y lo tiró al suelo e inmediatamente su hermano dijo: "Espera un minuto, ¿escuchaste?, se ha caído algo de dinero aquì cerca" ... Entonces el ermitaño le preguntó: "¿Y cómo puedes oír un penique de centavos tan pequeño en el medio de este caos? ".
Os dejo la respuesta a esta historia  a cada uno de nosotros ... añadiendo un solo detalle: estamos hechos de vibraciones y por tanto de frecuencias. Si queremos sintonizar una emisora ​​de radio tenemos que tomar o agarrar su frecuencia. El ermitaño podía escuchar el grillo porque estaba en la frecuencia de la naturaleza, su hermano sintió el dinero porque su corazón viajaba en las coordenadas del dinero. No sé si entenderás mis conferencias, si mi voz para ti será la de un grillo o la de un centavo de dinero, te dejo en silencio para reflexionar en qué frecuencia viaja tu corazón y en qué coordenadas y vibraciones está el cerebro posicionado. Sin embargo, tenga en cuenta que solo sentimos afuera lo que somos por dentro.

Vivimos en un mundo de comunicación y, sin embargo, las personas con todos estos medios tienen dificultades para entenderse. Todos hoy quieren hablar, necesitan ser conocidos y aceptados, pero pocos están dispuestos y son capaces de escuchar. ¿Por qué es tan difícil conocer e incontrar a una persona que sepa escuchar?
La persona que sabe escuchar está en silencio, por lo tanto està en paz interior, es una persona que tiene espacio dentro de sí (el vacío espiritual o cósmico), porque para escuchar se necesita el vacío, pero para tener este vacío una persona debe haberse vaciado y para hacerlo tuvo que luchar para no dejarse devorar de ese vacìo del Ego, significa una persona que ya se ha escuchado a sí misma hasta el final, una persona capaz de comprender, aparentemente vacía por lo tanto, silenciosa, en cambio está llena no de sí misma sino del infinito, del otro, del Ser. Es por eso que cuando estas personas hablan su voz es carismática (llena de energía), proviene de una profundidad inmensa, es agradable escuchar a quienes pueden escucharte, es como un eco de tu alma. Quien escucha sabe hacerte hablar, saca a relucir cosas que nunca le habrías contado a nadie, al final sucede que te sientes lleno solo con escucharlos, te hacen encontrar la solución sin decirte una palabra. Por eso escuchar con el alma significa entonces poder comprender todo lo que al final el otro no dice. El verdadero oyente no pone lo suyo, no interfiere, crea un espacio para ti donde te abres y confías en ti mismo. El verdadero oyente es pleno, no necesita desesperadamente ser escuchado, ya ha dicho todo sobre sí mismo, se conoce y se acepta a sí mismo, no dice tonterías para hacerse entender o ser aceptado, no te interrumpe, no te contradice directa ni forzosamente; solo así eres capaz de escuchar a los demás, porque sabes entregarte, eres dueño de ti mismo, tienes una riqueza interior para dar: tu divino silencio.


Estamos tratando de la actividad del sentido del oído y después de haber escuchado todo, hemos encontrado el silencio que es la suma de todo el sentido de lo que realmente podemos escuchar, quien entra en el silencio inicia un viaje interior fascinante, el silencio es la antecámara del Ego, si no sabes escuchar, el ego te engaña, solo en el silencio puedes identificarlo, comprenderlo y responderle sin engaños. En el silencio frente a ti nace lo que las religiones llaman adoración, fenómeno al que nos acercamos con dos prácticas que solo requieren escucha, un odio muy refinado: la meditación (actividad mental, cabeza) y la oración (actividad emocional, corazón). Los ejercicios ascéticos que propondremos para afinar el sentido del oido, serán todos un tratado de meditación y oración, pero nada que ver con esa triste queja y lamento a repetidera que nos han enseñado en algunas prácticas religiosas litúrgicas.
¿Qué es meditar? es dialogar contigo mismo. ¿Qué es orar? es escucharte a ti mismo, por lo tanto no tiene nada que ver con hablar a seres imaginarios o fantasmagòricos. 
Cuando la persona está vacía (sin alma) tiende a llenarlo todo de rumor por dentro, pero cuando el alma está vacía (de su Ego) está llena de silencio entonces sabe escuchar y encontrar respuestas a todo. Aquí encontramos el primer vínculo entre el primer sentido interno de la última conferencia (el pensamiento) con el segundo sentido interno: la atención. La atención acoge el pensamiento y le dà potencia, resonancia, es un amplificador.
Si nos convertimos en maestros de la nuestra vista y del oído, entonces la armonía entre el pensamiento y la atención se crea dentro de nosotros, la atención puede dominar los pensamientos y, por lo tanto, no debe dispersarse. ¿Cuántas veces ni siquiera nos escuchamos a nosotros mismos? ¿Cuántas veces no hacemos más que ser víctimas de pensamientos abarrotados que nos abruman en la mente sin ningún control y no sabemos escucharlos ni deshacernos de ellos? luego pasamos horas y horas pensando tonterías sin haber sacado ninguna conclusión, sin reflexión, sin enseñanza, sin emoción. ¿Por qué? porque el oìdo sin control nos ha vuelto sordos de alma, nunca atentos, nunca empáticos. Siempre nos distrae la voz interior, nuestros pensamientos son un enjambre de molestos mosquitos. 
El ascetismo del oìdo es fundamental para estar en armonía y sintonizarte contigo mismo primero y luego con el universo, si no te escuchas a ti mismo nunca entenderás a los demás.



Si la vista se combinó con el fuego (enfoque es tener una visión perfecta a través del fuego, la energia), la audición la combinamos en cambio con el elemento agua (amortiguar, cuya etimologia es compleja pero maravillosa: a del latín "ad" cerca y mort de muerte, el infinitivo del verbo "ar" donde se introduce la raíz arcaica de agua, es decir: es ver de cerca la muerte sin que te haga daño, sin que te de duro el golpe. De hecho los amortiguadores sirven para esto: una resistencia a la muerte a través del AGUA es decir la vida), y entonces ¿por qué o qué tiene que ver con el sentido de el oído? La audición es el sentido dominante en la fase prenatal, de hecho el nervio que transmite la información auditiva al cerebro, el octavo par o nervio craneal, es el primero en desarrollarse y por ello el feto empieza a percibir sus primeras sensaciones sonoras: la voz del madre pero sobre todo el latido de su corazón (de este latino hablaremos en la musica: es el sonido intra uterino màs famoso al mundo de la musica, la percusión de los tambores). La audición está estructurada para funcionar mejor con el aire como medio de transmisión, pero quienes quieran entrar en el alma deben acostumbrarse, como el feto dentro del líquido amniótico, a escuchar la voz interior amortiguada y atenuada en el agua (bautismo, espíritu). ¿Por qué nos gusta tanto el sonido de las olas del mar? por ser una reminiscencia intrauterina, nos recuerda ese estado de inmersión en el vientre materno. Aquellos acostumbrados a la concentración profunda entran en un estado similar. Capturan sonidos distantes, profundos e inmensos, como el sonido dentro de una capa cósmica universal. En mi vida he tenido la fortuna de relacionarme con personas que viven una vida introspectiva muy profunda (Yoguis, monjes, ermitaños) y casi la mayoría me dicen de tener un costante zumbido dulce en el oído, como un radar, y en los momentos màs potentes de meditación se abre como un portal, es algo que te coge y te absorbe y te chupa... y aquí está el tridente: 
El símbolo de la vista era el ojo de Horus, el del oído es el Tridente precisamente porque en el agua estaba el arma de Poseidón, con la que podía generar nuevas fuentes de agua y mantener a raya a los caballitos de mar, es decir las potencias o ejércitos. De hecho, ¿qué hace con un tridente? agarras, justo lo que haces con la atención que es la brida de los caballos (pensamientos internos), sin la atención no puedes llegar a dominar estos caballos y sin esos caballos o potencias del silencio no puedes cruzar la barrera interior del vacío, de la Nada, del Silencio universal. Quien aprende a escuchar, como Poseidón, sabe dominar estas corrientes de pensamientos, fantasías, razonamientos. Es escuchar màs que oír y escuchar es profundizar y llegar a sentir (en italiano el verbo escuchar y sentir son los mismos: "sentire"), escuchar es una emoción más amplia si pensamos que el verbo oír también se usa con referencia a tocar: ¿me estás sintiendo? Sentir significa no solo que te escucho sino que siento lo que tu sientes, la comprensión de la palabra va más allá de la cabeza al corazón, aprender a escuchar es es sumergirse en el océano de Poseidón con su Tridente mágico. 

EN BUSCA DEL ALMA PERDIDA
AQUELLOS QUE SABEN ESCUCHARTE, INCLUSO CUANDO NO DIGAS NADA TE ENTIENDEN
Escuchar con el alma es entender todo lo que el otro no te dice mientras te habla.
Antes de terminar estas conferencias sobre el sentido del oído y darte los ejercicios correspondientes para afinar tu escucha, una última consideración:
La palabra escuchar tiene la misma raíz que acoger porque el oyente te acoge por dentro, comprende, comprende. Pero vayamos más allá: en hebreo decimos “Ozen” (אזנ). Cada una de estas 3 letras tiene un significado propio: א es Alef (Dios), ז es zan (alimentar) y luego נ nefesh (alma), por lo tanto, en hebreo, la acción de escuchar significa "Dios alimenta tu alma", y de hecho, la Biblia repetidamente cuando Dios habla dice "pon el oìdo", es como si le estuvieras diciendo a un niño que abra la boca que te doy de comer, pongo buena comida dentro de ti. Pero hay un último detalle. Mientras que Ozen (אזנ) significa oído, Izun (אזון) significa equilibrio y significa que una persona que sabe escuchar, que sabe mantener dentro lo que escucha afuera, que está escuchando, en meditación, en silencio, es una persona que es equilibrada, está en equilibrio (así como escucha por fuera lo graba por dentro)
Los ejercicios para afinar la atención, que es el sentido interno correspondiente a la audición, son pocos, sencillos pero muy exigentes: el primero es el silencio, es el lenguaje de la naturaleza, por lo que es saludable internarse en el bosque, en el campo, junto al mar y escuchar sin pensar (no es fácil porque los pensamientos nos invaden, pero la atención debe estar puesta en lo que uno siente -corazón- y no en lo que uno piensa -cabeza-). La segunda es la música, pero no la música de fondo que pasa por mil canciones y ni te diste cuenta, sino escuchando atentamente cada nota y texto. El tercero es la lectura, porque mientras leemos escuchamos nuestra propia voz interior y este ejercicio ayuda a estabilizar el pensamiento, la lectura es un gimnasio mental; algunas personas están tan distraídas que no se dan ni cuenta que han leído una página sin atención, por lo que el ojo ha recorrido las palabras pero la mente no ha registrado nada.
Os remitimos al álbum sobre qué cosa es la meditación, unica forma de hacer que la atención se vuelva divina.
Gracias por escucharnos ... ¡¡¡hasta pronto !!!


2 commenti:

  1. Me falta las Conferencia El organo de la vista ¿ podre encontralas? Muchas gracias Eilen Lima

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    1. La vista està en las conferencias anteriores, la 4 y la 5

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